martes, 2 de abril de 2002

El Rastrojero Diesel - Historia y final -


Casi por casualidad nació en nuestro país el vehículo rastrojero con el inicio de la industria automotriz nacional allá por el año 1952, dado que no estaba previsto en los planes iniciales de aquella empresa la fabricación del mismo, pero ocurre que el Ministro de Economía de la nación, había comprado en los EE.UU. 3000 tractores nuevos  que eran rezagos de guerra vendidos a un precio muy conveniente. Después de unos meses, cuando estos tractores  entraron al país se dieron cuenta que la compra estaba mal hecha, porque eran tractores diseñados para remolcar aviones sobre las plataformas de vuelo y no eran aptos para traccionar implementos agrícolas. Se nota que poco sabía el Ministro de lo que era un tractor para el campo. 

    El Presidente de la República se molestó mucho con su ministro por la mala compra efectuada. Lo consultó al Brigadier San Martín  quien analizó el problema y le propuso recuperar los motores Willys que equipaban a los tractores, y con ellos hacer de manera ligera, una elemental y  precaria camioneta utilitaria, la cual sería apta para el campo y aprovechar así los motores de aquellos tractores que era lo único recuperable . Lo demás no servía.  
      El Presidente no se mostró conforme con la propuesta y le mencionó  que los chacareros precisaban tractores para arar y sembrar, “está bien general, -respondió San Martín- pero también precisan vehículos para reemplazar sus vagonetas a caballos”.
    Al final la idea maduró, y en el taller de transporte de la Fábrica de Aviones se desarrollaron casi artesanalmente los primeros dos prototipos del rastrojero, previo de hacer ensayos de carrocerías construida en maderas hasta lograr las líneas adecuadas. Se trabajó arduamente  sobre su diseño y modificaciones hasta alcanzar el modelo aprobado. Un grupo de Técnicos, ingenieros, mecánicos y operarios,   estaban abocados con  entusiasmo a este proyecto, tal como lo había requerido San Martín,  hasta lograr ponerlo en marcha y hacerlos rodar.
     Mientras se preparaba toda la matricería para su carrocería en serie, los primeros rastrojeros  se exhibieron con gran expectativa en  Buenos Aires, Rosario y Mendoza,  lo que llamó una gran atención del público, especialmente porque eran producidos en el país (esto era  una novedad, dado que todos los vehículos que andaban eran importados). 
   En el año 1953  se produjeron en serie 1080 rastrojeros con los motores Willys nafteros recuperados de aquellos tractores. Cuando se presentaron al mercado fue tan grande la demanda de los mismos, y tan bueno su rendimiento,   que se fue completando la serie hasta invertir todos los motores, ¡pero aún más!, se trabajó con gran premura para continuar esta serie tan exitosa  buscando un motor de alternativa.  Así fue como se adquirieron a un precio conveniente  motores gasoleros a la firma alemana Borgward  la cual posteriormente se instaló en nuestro país, comprometiéndose con este proyecto.

A partir del año 1955 se producían  370 unidades mensuales  y antes del cierre de la fábrica en 1980 se producían algo más de 8000 unidades por año.

   ¡El rastrojero!  nacido como una aventura para tratar de reparar una compra incorrecta, fue una realidad tan importante para la nación, que permitió lograr excelentes resultados y mejorar el medio de movilidad y trabajo a gran parte  de la población. Los últimos vehículos de este tipo que no alcanzaron a salir al mercado, tenían adelantos muy innovadores. Este fue un vehículo aplicado con éxito y con gran economía de movilidad tanto en las zonas rurales como en las urbanas y poblaciones de campaña, adaptándoselo según la versión y modelo, desde carga general, hasta ambulancia. 


    En el año 1980 por decreto del poder ejecutivo nacional el IME (Industrias Mecánicas del Estado) fue cerrada definitivamente, quedando en la calle 3000 obreros, mientras que sus instalaciones y equipamientos quedaron a la deriva y se mal aprovecharon casi en su totalidad.  La industria del rastrojero era de diseño propio, el vehículo en su tipo era de gran funcionalidad y la demanda era muy alta, tanto en el país como en algunos países limítrofes. 
    La fábrica quedó definitivamente clausurada ¡Perdió Argentina!, cientos de proveedores y autopartistas dejaron de trabajar, y lo más insólito de todo este proceso, es que ahora el país implora que vengan capitales extranjeros a instalar industrias. Cuando los argentinos las teníamos  las rifamos. También nos decían que estas industrias daban pérdidas, lo cual no era cierto, la verdadera causa de su cierre era despejar el terreno para que empresas extranjeras vendieran sus utilitarios a precios el doble más alto de lo que valía un rastrojero. Mientras que la verdad es que los planes trabajar que ahora se pagan a miles de desocupados no dieron  ni dan ganancias a la nación. El Rastrojero,  una historia bien argentina por la cual debemos reflexionar y   no debe ser ignorada.

Walter Bonetto
Publicado en Diario Puntal 2 de abril de 2002
walterbonettoescritor@gmail.com
Twitter: @walterbonetto
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