miércoles, 24 de julio de 2002

Historia de industria nacional - La Moto PUMA

Amigo, no la subestime. Es increíble pero aún anda, todavía acompaña a muchos hombres y mujeres de nuestra patria. Además muchos coleccionistas y restauradores se han preocupado por guardarla como un valioso patrimonio de los argentinos, y quienes tengan un modelo de la primera serie que venían con pedales tipo bicicletas, realmente poseen  una pieza de colección muy cotizada. Si habrá rodado la PUMA llevando  en sus asientos tantas ilusiones y esperanzas. Aquel obrero que dejó de pedalear la bicicleta, aquel empleado que dejó de tomar el ómnibus o viajar en la caja de los camiones para ir al trabajo  en los años 50, aquel hombre de la tradicional chacra que también comenzó  a usar menos el sulky porque ahora tenía la moto como una alternativa de rápida movilidad. El matrimonio que con su niño sentado en el tanque de la motocicleta paseaba orgulloso por el parque Sarmiento de la docta en esas tardecitas  de domingo con templado solcito que entibiaba el atardecer; aquel joven con su novia hacía las escapaditas disfrutando del paseo… la moto PUMA toda una historia ahora llena de nostalgia de recuerdos, de ilusiones y también de bronca porque la perdimos. Imaginemos si solo un 20% de los ciclomotores que transitan el país de origen importado fueran fabricados con aquella tecnología, por supuesto actualizada a estos tiempos. Cuánta mano de obra ocuparíamos, cuántas PIMES estarían funcionando,  cuántos técnicos, obreros, ingenieros y diseñadores podrían trabajar en este proyecto. Esto es parte de la “Industria Perdida”, tremendo error de los argentinos en subestimar nuestra capacidad de desarrollar la propia industria. Concretamente, cuando teníamos esta industria no la cuidamos, ahora imploramos que vengan empresas extranjeras a radicarse para que solamente ocupen mano de obra de algo que diseñan en  el exterior y adonde también llevan sus ganancias.



La moto  PUMA tiene una historia singular. En el año 1951 el Presidente de la República recibió varias motos alemanas de bajas cilindradas, dado que con anterioridad había hecho experimentar en la Fábrica de aviones con la idea de motorizar alguna bicicleta reforzada, pero los resultados no fueron los esperados, y Juan domingo Perón seguía con la idea de darle movilidad ágil e independiente a los obreros y por ende a muchas familias argentinas. Cuando el ministro de aeronáutica, que conocía la inquietud de Perón, vio la motocicleta alemana, le manifestó: General las podemos fabricar. Cuentan que Perón lo miró fijamente por unos instantes con sonrisa, pero no con sorpresa porque sabía de la capacidad científica indiscutible del Brigadier San Martin, al final le repitió lo que ya estaba acostumbrado y era rigor en estos casos. Bueno Brigadier, métale nomas, pero tenga cuidado y le voy a dejar dos directivas: quiero que no haga motos muy ligeras y además quiero que haga motos para que las usen muchos argentinos. San Martín pensó rápidamente: Para, Usen, Muchos. Argentinos (PUMA), ya la tenía bautizada en su mente. En varias barracas dentro del perímetro de la Fábrica de Aviones y en carácter precario se comenzó a desarrollar una serie experimental  de 19 motocicletas. Luego de los ensayos para corregir detalles de fabricación e investigar el potencial mercado de consumo, el día 27 de mayo del año 1953, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, se crea la Fábrica de Motocicletas PUMAS, la que dependía del Instituto Aeronáutico y Mecánico del Estado (IAME) y tenía como plan la fabricación  10000 motocicletas, para cuya producción se debía dar intervención a la industria privada. La mayoría de los talleres y empresas comprometidas fueron de la ciudad de Córdoba, y fabricaban partes y componentes de dicho vehículo, mientras el montaje se lo realizaba en el IAME. Así fue como se produjo integralmente este noble vehículo en el país, desde el mismo motor, el flotante del carburador, el resorte de la amortiguación, las llantas, las cubiertas. Todo, absolutamente todo, fue industria nacional, realizada con inventiva, entusiasmo, dedicación, responsabilidad  y cariño. Los resultados obtenidos permitieron hacer rodar al país, especialmente a la parte menos pudiente de la ciudad de Córdoba y luego se fue extendiendo por otras provincias. Con el correr del tiempo esta fábrica de motocicletas nacionales logró una excepcional demanda de su producto. Así, desde el inicio del proceso de fabricación hasta su suspensión en el año 1967, produjo en promedio alrededor de 10.000 unidades por año. Desde la primera hasta la quinta serie de fabricación se alcanzaron las 165000 motocicletas. Esta era una argentina de otros tiempos. Quizás algún día vuelva, pero ahora por lo menos debemos enfatizar que fuimos capaces de desarrollar emprendimientos de magnitud. Seguramente a esa capacidad aún la mantenemos, lo que necesitamos es organizarnos, es ponernos de acuerdo para así comenzar a recuperar tanto terreno perdido en materia de industria nacional. Es que en estos momentos de crisis muchos precisaríamos para no depender tanto del extranjero.

Walter Bonetto
24 de julio de 2002 Diario PUNTAL de Río Cuarto
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