miércoles, 10 de septiembre de 2003

Historia: Una batalla ignorada

  Los argentinos sabemos que las islas Malvinas son patrimonio de nuestro territorio arrebatadas por una  potencia colonialista. Una de las causas de ese arrebato, entre otras varias, fue la de consolidar la presencia estratégica sobre un bastión firme por parte de las potencias marítimas, como en el caso de Inglaterra, quienes querían echar un pie en tierra en lugar seguro para controlar los mares australes especialmente en el tráfico marítimo que pasaba por el estrecho de Magallanes.
En los inicios del siglo pasado, Inglaterra con su flota dominaba el mayor tonelaje marítimo del mundo y se encontraba muy preocupada por el importante crecimiento de las fuerzas navales de los alemanes. Alemania era un país que para los Británicos venía creciendo peligrosamente desde fines del siglo XIX. En el comienzo del siglo XX superaba ampliamente la producción de acero a los ingleses y por consiguiente la producción de buques, locomotoras, grandes máquinas industriales y armamentos para sus cuerpos de ejército; además ampliaban el comercio con varios países exportando una importante producción industrial de excelente calidad. Esta situación por aquellos tiempos aparte de irritar al gran imperio británico, achicaba y limitaba su liderazgo, en virtud de que el mismo había sido el dueño de la revolución industrial en Europa y por consiguiente en el mundo; esto era un título que pretendían mantener, por lo tanto la agresiva expansión germana causaba honda preocupación, dado que los ingleses  veían amenazado su liderazgo marítimo comercial y militar que les daba preponderancia ante el resto de las naciones.
                                                   El porvenir está en el mar
   La progresista y expansiva Alemania también tenía como objetivo el pensar y creer que el porvenir de aquella nación por aquellos tiempos estaba en el mar, para así expandir su gran comercio por todo el mundo. Para eso pretendían lograr una flota igual o superior a la británica, que además tenían cómo hacerlo usando su poderoso desarrollo industrial lo que incomodaba y descolocaba a los ingleses que mantenían históricamente este mismo objetivo y no deseaban competidores. Los ingleses guardaban celosamente una tradicional regla de oro en sus fuerzas navales, en donde las mismas debían ser superiores a las dos flotas unidas de mayor magnitud del mundo; objetivo este que el imperio británico con la importante expansión germana ya no podían seguir manteniendo.
   En 1914 estalla la primer guerra mundial y por aquellos tiempos, los alemanes con parte de su flota naval  paseaban su bandera por casi todos los mares del mundo  demostrando su poderío y capacidad, así fue como posterior a este episodio, una poderosa escuadra alemana que se encontraba en el Océano Indico comenzó a navegar rumbo a los mares del sur del continente americano, más concretamente al archipiélago de nuestras islas Malvinas. Esta escuadra estaba compuesta por ocho cruceros acorazados, comandados todos ellos por el Almirante Maximilian Graf von Spee y alcanzó el Océano Pacifico para poner rumbo a los mares australes, así fue como a mediado de octubre de ese año la misma se concentraba en la isla de Pascua, donde el almirante Spee se anoticiaba de que la flota británica con asiento en Malvinas le impediría el paso hacia el Océano Atlántico.

    Los alemanes luego de reabastecerse de abundante carbón siguieron navegando hacia el sur, mientras que el comandante de la flota inglesa almirante Cristopher Cradock, navegaba hacia el sur de la isla Concepción para interceptar a la flota Alemana, pero la escuadra naval de estos últimos era muy superior y el día 1ro. de noviembre terminó en un desigual combate hundiendo a las naves de la flota inglesa muriendo 1654 marineros británicos  incluyendo el almirante Cradok. Con esta tremenda y aplastante derrota, dado que los alemanes no tuvieron bajas, el histórico prestigio naval inglés quedó humillado al  librarse la batalla de Coronel o de todos los santos en referencia a la fecha y a la bahía chilena con el nombre Coronel en el Océano Pacífico.
   Luego de esa victoria la escuadra alemana navega por las costas Chilenas frente al puerto de Valparaíso  como dejando al Océano Pacífico para continuar su ruta rumbo al belicoso Cabo de Hornos, donde enormes tempestades sacuden con violencia amenazante de catástrofe a todas las naves, siendo más temible este cruce que la misma batalla con los ingleses, así fue que en el mismo pierden toneladas de valioso carbón que almacenaban en los puentes de las embarcaciones, hasta que logran no con pocas dificultades y peligros cruzar el temido cabo. Al final   alcanzaron con muchos contratiempos, y grandes pérdidas del preciado combustible, la isla Picton, en donde en ese tan inhóspito lugar acomodan sus averías para luego dirigirse a Malvinas con toda la intención de ocuparlas conforme era su objetivo ya premeditado.

                                                         Una decisión desesperada
   El Almirantazgo británico luego del demoledor golpe dado por Spee llevaba bajo control todas las intenciones de los alemanes, y en el más riguroso silencio y secreto sacó sus más formidables y poderosos destructores del Mar del Norte: el “Invencible” y el “Inflexible”, los cuales eran muy superiores en velocidad y en potencia de fuego a los de la flota de Spee  y los envía de manera inmediata cruzando el Atlántico de norte a sur a proteger las tan preciadas y estratégicas islas y a lavar el honor naval Inglés, con el objetivo de destruir la flota alemana. Estos famosos acorazados británicos, (por aquellos tiempos los más poderosos del mundo) en la medida que navegan y alcanzan el continente americano se le van sumando a su paso otra parte de la flota británica que se encontraba en las costas de Brasil para dirigirse con máxima potencia a Malvinas llegando a las islas en total silencio de comunicación el día 7 de diciembre de 1914 luego de una desenfrenada carrera para ganarle a la flota alemana, la cual venía con atraso conforme a sus planes originales, por causa de las averías sufridas en el pasaje del Cabo de Hornos.
    El 8 de diciembre de 1914 Alemania debía tomar las islas y toda la escuadra naval se deslizaba en medio de una calma, silenciosa, y clara noche de verano austral hacia el objetivo. Antes de la salida del sol  la flota alemana divisó las islas consideradas por ellos “indefensas”; mientras se preparan con aire de seguridad y de suficiencia para desembarcar pudieron observar gruesas columnas de humo, lo que dedujeron que los isleños estaban quemando sus depósito de combustible, pero la sorpresa fue mayor cuando al acercarse divisaban mástiles de destructores en trípodes muy superiores a los de su propia flota y el humo era el de chimeneas de la escuadra inglesa también superior en número, velocidad, y potencia de fuego que los estaban esperando.

    La flota naval alemana al ver semejante poder de recibimiento trata de dispersare pero es perseguida por todo el poderío naval británico, quienes no se preocupaban porque sabían que sus destructores, los que debían levantar presión en sus calderas antes de partir, navegaban a mayor velocidad y triplicaban el poder de fuego alemán. Por lo tanto, sin prisa pero sin pausa comenzó “la persecución de fusilamiento naval hacia el Almirante Maximilian Von Spee y a toda su escuadra” en frente de las costas del mar argentino, la que sin posibilidades, trataba de defenderse de semejante destino. El almirante         Alemán en su buque comando a las 5 de la tarde de     ese mismo día y luego de disparar todo el poder de fuego de su acorazado no aceptó la rendición y se hundió junto a su nave y a toda su tripulación de 795 hombres, entre ellos dos hijos que eran oficiales navales, con la bandera alemana en el tope del mástil. La totalidad de las naves alemanas también fueron hundidas, algunas de ellas luego de varios días de persecución.
    En honor al Almirante Spee Alemania construye posteriormente el famoso acorazado que llevara su nombre y que también es hundido por la misma tripulación durante la segunda guerra mundial frente a las costas uruguayas, en donde muchos de aquellos marineros terminaron siendo parte de nuestro pueblo y de nuestra provincia. Quizás queda la gran pregunta sobre este episodio ¿Qué hubiese ocurrido si los alemanes hubieran ocupado las islas Malvinas?

(la fotografía es de un crucero alemán que participó en la batalla de Malvinas en 1914)


Walter Bonetto
10 de septiembre de 2003
Diario PUNTAL ciudad de Río Cuarto

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