miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Y La Chacra del Abuelo?

 En Argentina  cambió el campo, cambió la vida, la antigua chacra desapareció, se la llevó el progreso. ¿Será para bien o para mal? ¿Será progreso o involución?  Pero lo cierto es que la chacra antigua en general  ha muerto. Fue tanto el cambio y la transformación agropecuaria  que en la actualidad hasta parece potencialmente peligrosa. Lo que ocurre que varias décadas atrás uno andaba por el campo y encontraba una chacra mejor que otra, hasta parece que había una competencia en quien la tenía mejor: alambrados, aguadas, plantas de silos, arboledas, casa, huerta con frutales… todo era un conjunto armonioso en un establecimiento de campo que pertenecía a una colonia o a una zona rural bien definida en donde se caracterizaba por el progreso. Hoy la colonia perdió su tejido y los colonos en general desaparecieron, las casas  se abandonaron y muchas  instalaciones increíblemente quedaron en el olvido. No vale la pena   insistir sobre el porqué  de esta situación irreversible que fue transformando los métodos de la agricultura y de la ganadería en nuestra región. Cuando se habla de este tema enseguida se les tapa la boca a quienes lo argumentan: “nunca estuvo tan bien el campo como ahora”. Pero existe otra realidad incuestionable: Es como que el chacarero perdió su institución, perdió su título y hasta su futuro. Ahora no es lo mismo, dado que la “empresa” lo invade todo; los grandes grupos de siembra corren con enormes ventajas. En estos tiempos  el pequeño productor que aún ha quedado en pie, le es más beneficioso alquilar su campo a las empresas antes que trabajarlo por su cuenta. (Totalmente  inexplicable). En la mayoría de los casos las nuevas maquinarias poseen valores siderales que no están al alcance del pequeño productor. Seguramente que todo esto no es un parámetro de referencia alentador y da la sensación que algo está desencajado de la realidad. Aquel pequeño o mediano productor que años atrás  además de trabajar su chacra, alquilaba  un pedazo de tierra,  ahora ya no puede competir con la empresa para seguir alquilándolo, a lo sumo ahora le puede trabajar con sus herramientas al grupo de siembra aceptando el pago que le imponen. En definitiva: “hacer alguna changa”. Antes era normal que un productor comprara  alguna fracción de tierra vecina a su propiedad,  ahora ningún productor compra tierra  porque es inalcanzable. Los campos los compran las empresas. Todo esto no es una realidad prometedora, al contrario, se va desmereciendo la verdadera actividad agropecuaria y se rompe constantemente el tejido rural. Cada día son menos las chacras, y cada día el campo queda en menos manos y en manos de personas que no han sido del campo que son los inversionistas de los grandes grupos,  entonces la chacra del abuelo ha desaparecido.  Muy atrás quedo la época que al maíz se lo juntaba a mano arrastrando maletas de cuero entre los surcos y haciendo enormes trojas de alambre y cañas  hasta llenarlas con espigas,  las que afloraban formando un copete dorado; también atrás quedaron las grandes parvas de trigo y el trabajo de tantos hombres y mujeres levantando pasto con horquillas, y sin embargo con aquellos métodos de tantos sacrificios Argentina fue granero del mundo y la única empresa era el chacarero y su colonia.  Hoy estamos progresando,  no se arrastra mas la maleta, no se usa mas la horquilla, tampoco se desyuya con azadas los sembrados,  pero al campo se lo convierte en una gran industria cada día más deshumanizada, lo que es altamente peligroso porque además de estar despoblando las colonias también estamos rompiendo el equilibrio con la naturaleza en los manejos del suelo. No debemos volver a lo pasado hace décadas para arrastrar las maletas con las espigas de maíz, pero tampoco debemos borrar las colonias agropecuarias porque en esas colonias trabajaron nuestros abuelos poniendo cada espiga y abriendo cada surco para darle grandeza a esta nación. El sacrificio de ellos, inmigrantes y criollos fue extremo, titánico, patriótico, ¿por qué entonces perder la chacra?  ¿Por qué entonces perder un sistema de trabajo y esperanza  que dio excelentes resultado al país y que hizo la grandeza de esta nación?  Es posible que no se vea el objetivo y así estamos perdiendo el rumbo enloquecidos por sembrar más hectáreas de soja, por talar más montes nativos, por tratar el suelo con irresponsabilidad, por llenar de pesticidas el ambiente, por hacer que nuestros terneros no caminen por el campo y sacrificarlos en un corral hasta su venta; lo mismo con los cerdos, que ni moverse  pueden en las celdas que los condenan los “modernos criaderos” ¿hacia dónde vamos con esta conducta? Volvamos por favor a la chacra del abuelo aunque tengamos que arrastrar la maleta. Respetemos y apoyemos al verdadero productor agropecuario. Humanicemos al campo que es uno de los trabajos más sagrados de nuestra patria.

  


Walter Bonetto
Miércoles 7 de septiembre de 2011
Diario de La Rural ciudad de Río Cuarto


walterbonettoescritor@gmail.com
Twitter: @walterbonetto

viernes, 26 de agosto de 2011

Entrevista a Walter Bonetto "Premio Juan Filloy 2011"


Walter Bonetto, uno de los galardonados por el Gobierno de Río Cuarto en la 4ta. Feria del voluntariado Exposocial 2011. Emocionado con el premio Juan Filloy por sus trabajos literarios


En el Teatro Municipal de Río Cuarto El ing. Humberto Benedetto, Secretario de Desarrollo Comunitario (derecha) entrega el premio al escritor Walter Bonetto

Después de escuchar la breve pero brillante disertación de Walter Bonetto en un Teatro Municipal colmado de asistentes el que fue notablemente aplaudido por sus palabras tan precisas y emotivas vinculadas con la historia antigua de la Villa de la Concepción. 

Como orador supo dar pautas muy claras del porqué le entregaron el galardón. Nos acercamos al columnista y escritor, compañero de actividades en el Ranquel Mirador, La Ribera, FM Gospel, Diario Puntal, LV16 Radio Rio Cuarto, y le preguntamos: 

¿Qué significaba para Walter Bonetto este importante premio?

Bueno, es solamente un reconocimiento a mi labor de ser autor de algunos libros, varios de ellos de la historia de Río Cuarto.

¿Esperaba este premio?

No de ninguna manera, realmente me sorprendió, no lo esperaba.

En el Teatro Municipal de Río Cuarto El ing. Humberto Benedetto, 
Secretario de Desarrollo Comunitario (derecha) entrega el premio al escritor Walter Bonetto
Bueno, pero usted se lo merece ¿Cuántos libros lleva escrito?

Bueno… hay mucha gente que se merece premios y es posible que estén antes que yo. En mí caso lo acepto de corazón y con gran alegría, también me comprometo seguir trabajando con más esfuerzo. Acepto este galardón con mucha humildad y compromiso.

¿Cuál será el próximo libro de Walter Bonetto?

Ahora estoy trabajando en la reedición de mi primer libro que es “La Industria Perdida” un trabajo de investigación muy especial de la industria aeronáutica y espacial de Argentina a partir del año 1926, el que entraría en su cuarta edición pero al sacarla, que lo deseo hacer para el próximo año, le debo incorporar algunas correcciones y ampliaciones muy puntuales para mejorar su contenido. También estoy trabajando fuerte en mí quinta novela.

¿Nos puede anticipar algo?

Es una novela histórica que se ubica entre los años 1735 a 1815 y trata sobre la vida de un carrero que cruzaba las pampas con las tropas de carretas tiradas por bueyes. Narra cómo era la vida de aquellos tiempos y lo que transportaban en aquel difícil recorrido de la región del Plata a Cuyo. Cuando transportaban yerba mate que venía del Paraguay y cuando trasladaban esclavos que iban con destino a Chile. La novela tiene su eje en la historia de un antiguo pueblo que estaba sobre el camino de las pampas al lado del río Cuarto, llamado San Bernardo, del cual existen las ruinas totalmente tapadas por médanos. La novela se llama “Carrero del Desierto” y tengo mucho entusiasmo puesto en ella.

¿Cuál fue su novela más exitosa?

Mi novela más vendida es “Narcisa” porque sé que conmueve a los lectores y les enseña medularmente la historia de Río Cuarto. Desde ese punto de vista podemos decir que fue exitosa porque son muchas las escuelas de la ciudad y la región que me convocaron por esta novela y a los alumnos les encanta. Aunque también me convocaron por “Pedrito”, pero en definitiva a cada novela que escribí la quiero profundamente y la siento como un pedazo de mi vida.

¿Qué es para usted escribir?

Bueno es ponerle alas a la vida, es pensar mucho, es leer continuamente, es informarse, es observar al mundo y ubicarse en los tiempos y la vida de las personas, es entender la realidad y la historia y es comunicarse respetuosamente con el lector siempre dejándole algo que lo enriquezca. Para mí escribir es un compromiso de vida, un desafío constante que requiere también un aprendizaje constante.

¿Por qué mezcla como escritor sus obras literarias y notas periodísticas?

Bueno yo me inicio como un “opinador”. Siempre hice columnas de opinión porque me preocupa el hombre, la sociedad y el mundo, y me encanta decir lo mío con respeto. Creo que el mundo debe estar advertido de lo bueno y lo malo. Creo que las cosas hay que decirlas y decirlas bien que no siempre es fácil, yo eso intento porque es un deber de ciudadano. Hacer una columna de opinión para un medio gráfico o un medio radial siempre fue algo que me gustó y además me obliga a mantenerme actualizado y sentir los latidos del país con sus dolores y alegrías. Ahora bien jamás opinaría si no me informo y si no respeto a quien piensa distinto. Por lo tanto: no mezclo, hago notas de opinión, escribo sobre historia, escribo libros de historia, novelas, y novelas históricas.

¿Vive de lo que escribe?

No, de ninguna manera, solamente puedo financiar mis ediciones de autor y esto para mí ya es mucho. Yo estoy agradecido por esto, y agradecido porque modestamente, sin tener un sello editorial que me respalde he vendido y vendo muchos libros aquí en Río Cuarto y la región. Para vivir de lo que uno escribe hay que ser un escritor muy reconocido y talentoso, no es mi caso. Yo me inicie como escritor siendo una persona mayor y sin formación literaria académica  soy un autodidacta. Trabajo mucho a pesar de haber tenido una enfermedad peligrosa de la cual estoy saliendo con mucho esfuerzo y en este caso el escribir me ayuda. Me dedicó rigurosamente, a pesar de atender otro trabajo de asesor de empresa, entre 5 o 6 horas diarias a escribir y a veces más, soy aunque desordenado, un lector compulsivo y un constante observador. 

Bueno… Walter Bonetto: casi catorce libros en 8 años, la mayoría muy leídos y reconocidos. Su obra es muy prolifera, solamente en 2010 presentó en la Feria del Libro Juan Filloy de Río Cuarto, cuatro libros. Hablar con Bonetto transmite una seguridad, respeto y decisión que asombra. Feliz premio Juan Filloy 2011 a este escritor nuestro.

Nota de Pedro Asurmendi - Director periodístico. 
Río Cuarto “El Ranquel Mirador”
26 de agosto de 2011

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Twitter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto

sábado, 9 de julio de 2011

"La historia fue de todos"


Río Cuarto y su historia


    Río Cuarto es historia viva de esta región. Sus calles, sus casas, sus caminos vecinales, sus campos circundantes, su gente, su plaza, su iglesia. Todo puede mostrarse y entenderse casi  sincronizado para recorrer el camino de la historia y ser protagonista imaginario de la misma. Una historia que se hizo con sangre, sudor y lágrimas; una historia de la que participaron miles de hombres y mujeres, inclusive niños, personas que dejaron su vida  por el porvenir de esta tierra. También una historia un tanto oculta e ignorada  o conocida muy superficialmente,  pero cuando uno la profundiza se encuentra con escenarios tan tremendos y conmovedores que nos asombran porque muestran realidades muchas veces ignoradas. Una historia de la que participaron muchos hombres que figuran en el mármol  y en el bronce como líderes indiscutibles de tiempos pasados y hasta muchas veces cuestionados;  pero que también posee tantos hombres y mujeres atrapados por la indiferencia de los tiempos, -como muchas veces ocurre y preocupa-,  porque no siempre  figuran en  aquel mármol  ni en   aquel bronce, pero  también hicieron a esta ciudad y le dieron su grandeza dado que su protagonismo fue vital y decisivo.

   Todos ellos vivieron las esperanzas de los sueños; el sacrificio de los tiempos  pasados que muchos fueron tremendos y dolorosos, cargados de temores  y contagiados de  injusticias, muchas veces  tan atroces como perversas: las guerras civiles en donde los caudillos asaltaban cada pueblo y se hacían de prisioneros para sus bandas armadas; las invasiones de los indios tan tremendas como dolorosas y desesperadas; la despoblación de la Villa; las dos epidemias de cólera,  todo fue para este pueblo de La Concepción tan desastroso  que duele hasta  recordarlo. Pero ahí en el medio permanecieron tantos pobladores perseverando en una lucha por un destino tan incierto como impredecible.
 
Mirar al sur vigilando constantemente  el horizonte era el método para sobrevivir; permanecer en el “camino de las pampas”, era la formula exacta que llevaba al triunfo, porque si al camino lo levantaban, -como nos ocurrió en dos oportunidades-,  el pueblo moría. Todo fue una lucha tan permanente como sacrificada.  

    Precisamos hacer un homenaje a todos los hombres y mujeres de nuestra historia mas allá que no conozcamos sus nombres, pero no nos confundamos, fueron muchos, no solamente los que están en las placas y en los libros. Nosotros somos protagonista de   una historia muy amplia que ya había nacido dos siglos antes de que el Marqués de Sobremonte  colocara el palo de la fundación en este pueblo de La Concepción. En verdad, fue esta   una historia que todos participaron, desde los españoles con su arrogancia por esclavizar al aborigen,  hasta los  mismos indios  con sus tremendos malones.

    Todo fue una lucha constante y permanente hasta que “la civilización” dominó las pampas  corriendo al indio de manera despiadada  a los confines de la Patagonia, pero también sometiéndolo sin piedad una vez derrotado. Una historia que en este aspecto no se compadeció del vencido, porque aquellas tierras de donde lo expulsó se las terminó entregando a los grandes terratenientes,  muchos de ellos  extranjeros  que al final se dedicaron a “cazar los últimos aborígenes” casi por deporte y diversión. Y nosotros los argentinos, los criollos, los gauchos que muchas veces en la actualidad nos lavamos la boca con “la conquista”,  cuando tomamos el testimonio después de la independencia patria,   nos damos cuenta que obramos con mayor crueldad y desparpajo que el mismo español.

    Esta es en gran medida nuestra historia, llena de altibajos y de miserias por eso es que las heridas aún no cierran. Precisamos reconocerla con adecuada profundidad para contagiarnos de episodios  y comenzar a sentir un poco de vergüenza por las cosas malas que hicimos las que no fueron pocas.  La historia fue hecha por todos, por los españoles, por los criollos, por los indios, por los misioneros, por los pobres hombres y mujeres que vivían en las pampas con total desamparo y soledades de tiempos muy difíciles, por los maestros de postas, por los paisanos peones de estancias, por las negras lavanderas que estrujaban  ropas en el mismo río, por los primeros colonos, por los comerciantes, por los negros esclavos que habitaban en la Concepción. Todos ellos sin excepción en aquel marco de los tiempos formaron esta ciudad que según dicen “es un imperio”.

Walter Bonetto
9 de junio de 2011
El ranquel mirador 


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