sábado, 29 de septiembre de 2012

Opinión ¿Falta de seriedad del gobierno nacional?

Conforme a los aconteceres nacionales de los últimos días y al desarrollo de las actividades de los funcionarios del gobierno nacional millones de argentinos se dan cuenta de  que a nuestro país le falta “seriedad de gobierno” y esto es algo preocupante que conduce a situaciones tan cuestionables como inseguras; además es preocupante que ocurra cuando realmente podría ser evitado.

    Es cierto lo que mencionó nuestra presidenta semanas atrás en donde al referirse a un funcionario opositor manifestó que “debía bajar unos cambios”. Lo triste, que quien  también tendría que bajar varios cambios es el mismo gobierno nacional por las imprudencias que comete  y no lo hace. Todo lo contrario, se empecina en el error y con querer  decir que lo “rojo es  azul” y esto es una situación que irrita y desmerece innecesariamente su gestión, porque lo rojo es rojo y lo azul es azul”. Es notable observar como al poder ejecutivo nacional  le falta humildad, grandeza y sensatez, por lo tanto, le falta el respeto a  gran parte de la sociedad argentina, lo que  es algo que se contradice con todo el marketing politiquero que se realiza desde las tribunas oficialistas.

   Así podemos decir que negar la importancia del cacerolazo  en donde indudablemente  participaron miles y miles de personas que  le dieron el voto  a la actual presidenta; que también participaron por miles, personas trabajadoras que jamás lograron un auto cero kilómetro o fueron al extranjero, pero que ahí estaban, reclamando con respeto y sin romper nada, o sea que no son ciudadanos de altos ingresos como desea presentar el gobierno y los medios de comunicación condicionados por la gestión actual. Esta negación es una necedad inadmisible, no conduce a ningún objetivo loable.  No puede ser intolerante el gobierno de no respetar la diferencia; de ser indiferente ante un reclamo masivo y respetuoso, excepto algunos inadaptados que colocaron injustamente carteles agresivos en contra de la presidente, pero realmente fueron excepciones, las que indudablemente tomaron los partidarios para poner el grito en el cielo, pero en definitiva fueron agresiones intrascendentes y aisladas porque todo el cacerolazo fue respetuoso y pacífico tanto en Buenos Aires como en el resto del país. Concretamente fue un reclamo en paz.
    Con la falta de sensibilidad del gobierno para escuchar y respetar con amplitud el reclamo, quedó la sensación que la democracia esta alterada, altamente alterada, lo que se convierte en peligroso para los argentinos. Pasarle por arriba a quien piensa distinto es el camino al caos, no es la fórmula del entendimiento y menos de la paz, como ya hay muchos países que están entrando. Nuestro país no debería caer en ese error.  Nuestra sociedad precisa paz y trabajo; nuestra presidenta precisa respeto y toda su gestión de gobierno debe ser respetada, inclusive por sus adversarios políticos. Pero para esto, las autoridades deben dar ejemplo y tristemente no lo dan. No es función sana de un gobierno bien intencionado querer manejar la prensa, querer intervenir o condicionar  con pautas publicitarias los medios de comunicación para que digan como mucho  lo hacen ahora que lo rojo es azul. No es justo pretender llevar la política partidista  a las escuelas, ni que se politice la educación media, menos la primaria. No es justo quererle decir a los jóvenes y a los niños “qué deben pensar”. Lo justo es “enseñarles a pensar”  para que logren grandeza y amplitud.
   Con estas actitudes no demuestra Argentina estar es el camino correcto después de tantas esperanza de millones de personas que soñamos con la democracia, pero con tristeza  vemos que en democracia se cometen errores inaceptables marcados por el autoritarismo y la falta de sensibilidad en interpretar a una nación,  lo que termina faltándole el respeto al ciudadano.  Algo está mal en nuestro país. Hay millones de personas que desean que Argentina siga siendo la patria querida para sus hijos y que cada día sea una tierra de promesa y de seriedad de nuestros gobernantes, pero no se observa eso.  Cuando uno ve  que desde el mismo gobierno se miente, es algo demoledor para el hombre de trabajo y de fe en la república, porque en vez de sumar, cada día se resta. La mentira en la inflación con un constante costo de vida en alza; la degradación de la moneda por la emisión fuera de un control correcto por el banco central; la mentira en la seguridad; la mentira en la obra pública; la mentira  en las estadísticas, el anuncio de proyectos altamente polémicos e inalcanzables; el mencionar logros inconclusos, el no cumplir con desarrollos anunciados,  etc. etc. Todo esto no es correcto, hace mal, abre la brecha de la diferencia y separa a los argentinos creando distancias innecesarias. Argentina no es un pueblo  ignorante pero si demostró ser  un pueblo de fe política, por eso que  ganó la actual presidenta con una brillante elección, porque millones de argentinos creyeron en su propuesta  y así fue el porcentaje que obtuvo. Lo mismo ocurrió con el Dr. Menem ganó por un amplio porcentaje su reelección, pero con ese mismo porcentaje se fue a la decadencia. Entonces convengamos que el pueblo tiene fe pero no es incauto; es un observador silencioso y no desea que le mientan constantemente. A esto el gobierno lo debería entender y corregir porque seguramente que lo puede hacer, porque tiene sobrada capacidad para hacerlo y puede poner las cosas en su lugar, caso contrario contagia desazón y por sobre todas las cosas no es justo.  Termina creando confusión y en esta confusión la corrupción avanza; cada día el asistencialismo injusto crece y el trabajo se desmerece, el esfuerzo también se desvanece, porque el sacrificio es superado por la prebenda, el acomodo, la militancia calculadora y mal intencionada y en definitiva esta cometiendo el mismo error del gobierno del Dr. Menem que llevados por el apasionamiento político sienten creerse que han hecho y que están haciendo  lo mejor sin darse cuenta que lo mejor está muy lejos de ser alcanzado y menos será alcanzado cuando se falsea la realidad.  Precisamos que los patriotas den el presente, no falten a la cita,  y por sobre todas las cosas  demuestren grandeza y seriedad. Eso espera el pueblo argentino ¿Sabrá el gobierno interpretar esta realidad?



Walter Bonetto
Publicado en Periodico La Ribera  Octubre 2012 
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martes, 25 de septiembre de 2012

“Cuando el malón sitiaba la Villa, la gente corría a la plaza alambrada”

Walter Bonetto es autor de una decena libros. En varios de ellos narra distintos momentos de la historia riocuartense y recopiló hasta las fechas más significativas desde la fundación hasta la actualidad. Los primeros pobladores, las costumbres, las anécdotas, los personajes y la idiosincrasia local en verídicos hechos apasionantes y también novelescos que el buen lector puede disfrutar viajando hacia el pintoresco pasado de la Villa de la Concepción. 

-¿Cuándo comenzó a escribir?
- Yo me retiré de la Fuerza Aérea en el año ‘93. Y, después, empecé a investigar el desarrollo aeronáutico y de la industria automotriz nacional, lo que habíamos hecho los argentinos. Y teniendo toda esa investigación hecha, mando una carta de lectores a PUNTAL explicando el vuelo del Pulqui, el primer avión a reacción que desarrolló el país en 1947; éramos el quinto en el mundo. Finalmente, a esa carta la publicaron en Comentario de Edición y el director, Carlos Gamond, me dijo que tenía pluma fina y que siguiera mandando notas. Y sigo haciendo notas como colaborador de PUNTAL.

-¿Sobre qué temas?
- Me preocupa mucho el drama social de los argentinos, por eso mi libro “Buscando la República”. Porque somos un país rico con un potencial extraordinario, pero somos desorganizados. En eso centro mis opinones. E investigué y agoté en todo lo que era la industria aeronáutica nacional, los primeros tractores, motocicletas y automóviles del país. Luego, empecé con la historia de Río Cuarto.

-¿Cómo hizo para obtener los datos sobre la historia local?
- Trabajé mucho, unos cinco años, y sigo buscando en viejos diarios, he leído todos los autores, he ido al Archivo del Andino, al de Córdoba, conseguí datos del diario La Prensa referidos a Río Cuarto... Es una tarea de hormiga, muy apasionante, pero muy meticulosa, muy dedicada. Y fui descubriendo muchas cosas que plasmé en este libro “Las Fechas del Imperio”.

-¿Qué contiene?
- Es un documento que agrupa  todos los antecedentes que han plasmado distintos autores. Este libro contiene 435 años de historia de Río Cuarto, desde que llega el Capitán Lorenzo Suárez de Figueroa hasta el 2008. Entonces, comencé con historia antigua, desde 1573 -que llega Figueroa- hasta la fundación de Sobremonte, en 1786. Ese período de historia antigua  abarca 212 años, donde pasaron muchas cosas en Río Cuarto...

-¿Cómo cuáles?
- Por ejemplo, la lucha por el camino. Los caminos se iban formando porque los españoles iban abriéndolos, transitaban todo el día hasta que hacían una  parada y esa parada, después, terminó siendo un pueblo. Pero antes fueron parajes, que eran estaciones de parada. Así encontramos varias desde la región del Plata hasta la de Cuyo, y el lugar que ocupamos nosotros era preferencial para unir esas dos regiones. Hubo mucho sacrificio de los pobladores originarios de aquel tiempo,

-¿Y en cuanto a los indios?
- Es que viendo todo eso, también se entra en el problema de los indios, en donde este humilde autor e investigador no toma parte sobre si está bien o mal lo que hizo Roca, yo veo la historia como fue. Y de esa manera veo dos cosas: acá no se sacaron toldos para hacer ranchos. Los indios comechingones eran laboriosos de la tierra en su zona, pero acá no. El malón era un gran negocio y el indio espiaba a la población blanca y, cuando era necesario, la atacaba. Así nosotros hemos soportado más de 30 grandes invasiones en las que murieron niños, mujeres y hombres. Y, por otro lado, está lo que llaman “el genocidio” indígena que, en gran medida, existió. Arrebatar las tierras al indio con la Conquista al Desierto, para que después se las terminaran dando a extranjeros o terratenientes, fueron barbaridades de la civilización. Yo no tomo parte, las cosas se ven cómo son.

-¿Qué otras cosas descubrió en ese período?
- En esos 212 primeros años, desde que llega Figueroa hasta el Marqués de Sobremonte, hubo una fundación antes en Río Cuarto. Fue en el 1750, con el capitán Martínez de Tineo, que si bien no viene acá, era gobernador de Córdoba del Tucumán y, por decreto funda el pueblo de la Purísima Concepción, en Río Cuarto. Además, en 1753 viene el primer obispo, el Dr. Argandoña, doctor en leyes, supongo. Él recorre toda su parroquia y encuentra una capilla de la Concepción muy venida abajo; por entonces hay documentos de que había Actas de Bautismos ya dados en Río Cuarto, que es más antigua de lo que uno cree. De todos modos, Sobremonte fue un visionario. Ese pueblo que había formado Martínez de Tineo con el tiempo desapareció, los indios lo acosaron. Sobremonte agrupó a los pobladores que se habían desprendido a las estancias y volvió a refundar La Concepción, en 1786. Pero funda el pueblo, no la Villa de la Concepción. Pasaron 11 años para que el Rey de España le diera el título de Villa a Río Cuarto. Él consolidó el pueblo, organizó a los pobladores, fue muy visionario y perseverante. Después de Sobremonte, casi por medio siglo no hay ataques de indios, la dejaron en paz los indios.

-¿Por qué?
- Porque habíamos hecho el fuerte. Pero después llegó la gran competencia Río Cuarto-La  Carlota. Y había que mantenerse en la pampa en aquellos tiempos, y la clave para eso era mantenerse en el camino de las  carretas y de los arreos. Si desviaban el camino por el acoso de los indios, por falta de seguridad o atención de esos puestos, se iban por otros lados. Así ocurrió cuando se fueron a Santa Catalina, distante 12 leguas, pero después desapareció Santa Catalina. Muchos pueblos ya no existen más, como San José o San Bernardo, hay una cantidad de pueblos que desaparecieron. La Concepción se mantuvo porque tuvo personas visionarias, desde Sobremonte mismo. Y después ellos lucharon con el Cabildo para mantenerse en el camino. Porque en 1801 sacan el camino de Río Cuarto y los riocuartenses pelean con el gobernador, gestionan hasta que logran de nuevo el camino, y así nos sostuvimos, si no hubiéramos desaparecido también. Río Cuarto fue una población muy perseverante y organizada que pasó muchas penurias y tremendos arrebatos...

-¿Cómo se defendían?
- La gran fortaleza que teníamos era la plaza. La Plaza de la Concepción era la que defendía y protegía a la gente. Donde está ahora la Plaza Roca, hasta el año 1886, estuvo alambrada. Cuando sacan el alambre de la plaza la gente quedó como conmocionada. Hacen una petición a Buenos Aires, porque nadie concebía la plaza sin alambre, para que el Gobierno autorizara a hacer una reja de hierro. Ni Buenos Aires ni Córdoba lo autorizaron. Al final, sacaron el alambre porque ya no había más invasiones, pero la gente vivía con el temor.

-¿Por qué?
- Porque nosotros tuvimos 33 grandes invasiones, desde 1771 a 1871. Y en todas esas invasiones, cuando venía el malón sitiaba la villa, entonces la gente tenía que correr a la plaza. El que no corría a la plaza, quedaba indefenso. Era la gente de los perímetros, del suburbio. Cuando venía la invasión, a la plaza venían familias enteras, desde Las Tapias, Santa Catalina, Reducción... Todos se refugiaban en Río Cuarto.

-¿Todos en la plaza?
- Todos en la plaza, sí. Porque estaba alambrada, tenía dos cañones y estaban los mejores tiradores. El indio no tocaba la plaza. Pero sitiaba la ciudad y de las casas que quedaban solas llevaban las ovejas, los caballos, arriaban con todo. Y sacaban a la gente que estaba encerrada en sus ranchitos. Entonces, el indio hacía una bochita de fuego, agujereaba el techo e incendiaba el rancho. Cuando salía el hombre lo lanceaban, lo mataban, a la mujer la llevaban cautiva. Y al niño, si a ellos les servía lo llevaban, si no lo mataban, jugaban al chiqui-botón con el niño...

-¿Qué es el chiqui-botón?
- En el chiqui-botón se tiraban al chico unos con otros, eran unas crueldades extremas. En general no se dice, pero eso ocurrió. Porque hay relatos fidedignos de que ha ocurrido y muchas fuentes lo aseveran. Eso nos pasaba. Entonces, cuántos niños han dejado su sangre para hacer este Río Cuarto. Cuántas mujeres vivieron en las tolderías... Y una de las grandes personas que yo rescato en esta historia es Fray Marcos Donatti, que supera lo religioso...

-¿Qué hizo el fraile?
- Fue un franciscano que llega en 1856 junto con el primer grupo de franciscanos pedidos por Río Cuarto. Y los mandan para fundar una escuela y educar a los indios. Donatti, cuando llegó no sabía ni andar a caballo, era un sacerdote recién ordenado que trabajó con tanta valentía, con tanto coraje, que hasta llegó a obtener una carta del Presidente de la República para entrar al territorio indio. Pero después vino Mansilla y le quitó el puesto. Pero la idea era de Donatti, que fue tan humilde que lo acompañó a Mansilla y fueron amigos. Fray Donatti salvó unas 300 cautivas que trajo de las tolderías, porque tenía una influencia extraordinaria con el indio, y una capacidad de parar al soldado, al coronel y al sargento. Porque él defendía al indio, lo amaba, lo quería. Hizo una labor descollante. Igual que Quírico Porreca, que hizo una labor estupenda durante la epidemia de cólera. Todo un héroe. Porque en la segunda epidemia de cólera, en 1885, la gente quedaba tiraba por las calles de Río Cuarto, con un hilito de vida, pero moría a veces abandonada hasta por su misma familia, o porque su familia había muerto. Y los únicos que  levantaban y cuidaban a toda esa gente eran Fray Quírico Porreca y las hermanitas del Carmen, que algunas de ellas murieron. Había muy pocos médicos, murieron unas 700 personas y se infectaron, en total, unas 3.000. Esas cosas fui rescatando...

- ¿Qué otras historias sucedieron en la plaza Roca?
- La plaza era el lugar donde fusilaban gente. Y allí, los 25 de Mayo se liberaba a los esclavos. Por varios años consecutivos, en esa fecha, entre 1820 y 1830, se sorteaba un esclavo para dejarlo en libertad. En 1826 (lee “Las Fechas del Imperio”), “se celebra con júbilo la Fiesta Patria en la Villa de la Concepción del Río Cuarto. Y este día, el alcalde Don Bruno Muñoz y Malbrán había designado a dos vecinos para que pasaran y colocaran el precio a la esclava Petrona Ortiz, quien había sido favorecida por sorteo en aquella fecha patria para su liberación. La esclava fue valuada en 200 pesos, lo que equivalía al valor de 40 vacas. El Gobierno, de inmediato, mandó que le pagaran el importe a su amo, Don Eusebio Ponce De León, y Petrona quedó así expropiada y en libertad”.

-¿Había negros en Río Cuarto?
- Sí, había, pero al final fueron todos enviados al Paraguay. Había muchos esclavos y, entre ellos, negros también. Pero fueron enviados al Paraguay como pasó en todo el país. En mi libro “Narcisa” lo relato...

-¿De qué trata “Narcisa”?
- Narcisa es historia viva de Río Cuarto. Porque es un libro que nace en 1829. Una niñita que tiene 7 años que acompaña a su mamá en un carro y que hacen el éxodo, que existió. Cuando en Río Cuarto quemaron ranchos, en 1829, había 1.000 pobladores...

-¿Por qué fue el éxodo?
- Porque venía Quiroga invadiendo. Quiroga respondía a Rosas y nosotros al Gobierno de Córdoba, porque éramos unitarios. Ellos querían dominar todo a través del federalismo y Quiroga era un caudillo que quería arrasar a todo pueblo que no respondiera al gobernador de Buenos Aires. Y ésta es una niña que va al lado de su madre,  junto a toda la gente de la Concepción que marchaba en columna hacia Tegua. La primera noche acamparon en el arroyo Chucul y ella va relatando todo. Y termina el libro cuando ella muere aquí, en la Concepción, y le dice al hijo: “¿Viste que los indios volvían?”. Era el 1910. “No, mamita, no son los indios, lo que escuchás ahora son los festejos del Aniversario de la Constitución de nuestro país, del Centenario”. Porque tiraban bombas en la plaza y esta mujer lo relacionaba cuando disparaban para defenderse de los indios. Ella había pasado muchas invasiones y hasta había ido a buscar a su esposo al Paraguay porque fue un guerrero. Esto es, más o menos, este libro. Cuenta toda la anécdota y la vida de Río Cuarto, algunas cosas noveladas, pero muchas otras verdaderamente reales.

-¿Hay muchos apellidos que hayan quedado de los primeros pobladores?
- Los que encuentro ahora son los Echenique; el que es presidente de la Sociedad Rural, viene de esa familia. En Las Fechas del Imperio están las familias originales, inclusive las que donaron tierras. El primer fuerte fue en la casa de Don Gualberto Soria...

-¿Y los personajes?
- Narro “los muertos pobres”. Antes, a la gente humilde la llevaban al Cementerio en un cajón comunitario que se lo prestaba a  las familias la Municipalidad. Llevaban a esa persona al Cementerio y la tumbaban, por eso el nombre de tumba, daban vuelta el cajón. Y el cajón volvía a la Municipalidad y después lo retiraba otra persona. Había muchas quejas por eso, incluso por el aspecto sanitario, porque el cajón se usaba para varias personas que habían muerto. Hasta que, en 1928, la Municipalidad comienza a hacer cajones de tablas de pino. Todo eso está plasmado en este libro.

Ana Solá - Diario Puntal


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