sábado, 5 de enero de 2013

Opinión: Cuando las sociedades se tornan peligrosas


    El camino hacia la violencia a nada conduce, más allá que exista gente con buena fe  que trabaja día a día para un mundo mejor,  de nada sirve si al lado funcionan sectores que terminan desestabilizando los valores fundamentales de la vida basados en el trabajo, el estudio, el sacrificio y la honestidad. Por estos tiempos no es fácil encontrar   en nuestro país a estos valores a flor de piel, cada día que pasa parece que se van perdiendo más, porque hay millones de personas que entienden que a todo se lo deben dar  y  para esto paralelamente funcionan bolsones de corrupción en constante crecimiento  que penetran  visceralmente nuestros organismos de gobierno y cada día quedamos más  sometidos en el camino hacia la decadencia.

     Es indudable que estamos inmersos en una absoluta crisis de valores morales, éticos, políticos y económicos, en años que con bonanzas internacionales nuestro país ganó muy buen dinero pero no se observa el progreso ni el desarrollo, siguen existiendo millones de pobres. ¿Cuál realmente es el problema de nuestro descontrol?  ¿Por qué nuestro país no encuentra un norte seguro que lo conduzca camino a la esperanza y al verdadero progreso?  Indudablemente  que gran parte del mal está en nuestras clases políticas dirigentes. Todos los gobiernos que se suceden,  a parte de autoproclamarse “los mejores”,  se creen dueños de la verdad, pero en general una verdad tan utópica como inexistente, tan endeble como improvisada,  porque cuando a “esa verdad”  que miran con un solo ojo y oyen con un solo oído, la terminan midiendo con la realidad, se cae a pedazos y queda desintegrada. No es posible tapar la realidad con el apasionamiento político ni con la ceguera partidaria, todo queda derrumbado. Los resultados no son buenos, tendrían que ser mejores y no lo son, entonces afloran los problemas y así nuestra sociedad se torna cada día más inestable tanto en inseguridad, en educación, en trabajo, en salud, en costo de vida, etc. etc.
    Ya no vale la pena insistir conque Europa está en crisis ni con la crisis del mundo. Por favor miremos nuestra casa ¿Qué los que nos pasa?  Y veamos qué podemos hacer para atenuar el momento y salir hacia el futuro sin condenarnos al fracaso. Argentina está estancada en una situación de inmovilidad con un  crecimiento incierto. Nuestra educación secundaria sufre padecimientos tremendos dado el gran porcentaje de jóvenes que no se preparan para completar sus estudios y marca en gran medida  a una sociedad decadente y no formada. El drama social va en aumento por lo recientemente ocurrido mediante saqueos  a supermercados  que comenzaron en Bariloche, pero se extendieron en Rosario y en la zona norte del conurbano bonaerense; en Cipolletti, Viedma, Comodoro Rivadavia, Trelew, Posadas y Córdoba. Esto es violencia y es altamente peligrosa. La sociedad precisa defenderse, protegerse de estas lamentables calamidades,  pero para esto son necesarias las reglas de juego del trabajo digno y del respeto mutuo, caminos estos que nos estamos separando. El fantasma de la inflación negada por el mismo gobierno es un demonio que nos persigue y nos acosa,  provoca los reclamos sociales que ocurren por el alza indiscriminados de precios dado que  el dinero  no alcanza para millones de ciudadanos. Sumado a esto hay    medidas de gobiernos tan desinteligentes y con tanta falta de sentido común, que al lugar de unir , tratan de crear más diferencias en la sociedad. Todo este cuadro de situación hace que nuestra sociedad se torne cada día más peligrosa, insegura y dividida. Es necesario cambiar este rumbo saliendo de este callejón que nos conduce a la nada. Argentina precisa creer y unirse hacia un norte verdadero. Nuestros gobernantes deben dar señales claras de  seriedad en cada acto que realicen, sería esta la mejor manera de comenzar el nuevo año soñando en una país unido, serio y menos conflictivo. Un desafío que merece ser asumido por todos.


Walter Bonetto
5 de enero de 2013
Periodico la Ribera ciudad de Río Cuarto
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