domingo, 26 de mayo de 2013

Patriota


   El gobierno actual festejó una década en el poder de la república, sus seguidores se encuentran orgullosos de sus logros en este periodo  y lo hacen conocer a vivas voces mencionando cada detalle de lo conseguido, la mayoría de ellos con gran apasionamiento; mientras tanto sus detractores  no escatiman en increpar sus desconformidad por la actual gestión  en donde se puede apreciar que las grandes quejas se centran en la corrupción, la inseguridad, la constante suba de precios y el deterioro económico de la nación.

    Seguramente que desde el sentido común si se hace un balance sensato se encuentran  logros importantes de esta gestión vinculados con distintos aspectos de mejoras social, como la asignación universal por hijos, haber mejorado el país de una situación económica difícil, la entrega de jubilaciones  a miles de ciudadanos de bajos recursos y sin aportes previsionales y otras acciones que favorecieron en buena medida a gran parte de las personas más marginadas, lo que indudablemente es justicia social y hace a una república más solidaria y protectora.

    Ahora bien, como contrapartida  de estos logros positivos hay aspectos  que en gran medida desmerecen lo alcanzado,  porque se observa que existe un apasionamiento desmesurado en  atropellar a la república pudiéndose notar claramente que hay instituciones descalificadas y manejadas sin el consentimiento que merece la nación sobre las bases del respeto, la seriedad y la justicia, lo que esta conducta no hace otra cosa que generar las grandes diferencias  que se agigantan en el país y es una verdadera pena que ocurra porque este accionar genera cada día más ciudadanos desconformes.

    El gran esfuerzo del gobierno debería concentrarse en generar fuentes de trabajo para proyectar el futuro de millones de argentinos jóvenes e indecisos de su porvenir,  porque es muy peligroso cuando mucha gente se encuentra feliz y contenta  cobrando  sin trabajar. Esto puede ser una situación temporal, ocasional, pero de ninguna manera el asistencialismo del estado debe extenderse  más de lo necesario porque lleva a la nación a la decadencia. La verdadera asistencia del estado debería  encontrarse abocada a dar futuro cierto a las personas sin trabajo; a incentivar el sacrificio a los jóvenes  para el logro de objetivos sanos,  el verdadero valor del esfuerzo, la importancia del estudio y la preparación y ayudar constantemente a un direccionamiento hacia estos objetivos tendientes a formar hombres de futuro.

   Seguramente que no es una tarea fácil, pero tampoco imposible;  las naciones no están transitando épocas brillantes donde sobran las oportunidades y adecuarse a los tiempos no es algo de azar, todo lo contrario es mucho de preparación y de planificación. Pero  no se observa que se trabaje para una preparación de futuro promisorio, que se invierta en el progreso,  en donde la unidad y el conceso es fundamental, inclusive con las fuerzas opositoras y con los que piensan distintos,  aquí el entendimiento debe primar y la prudencia debe reinar, pero al contrario, falta grandeza, falta patriotismo de nuestros gobernantes y funcionarios,  estamos trabajando todo al revés, se trabaja para incentivar a las militancias, que está bien que existan controladamente,  pero esto no es la solución que el país necesita. Así es como  la pasión política pretende dominar el escenario de la república y olvida que se precisa la pasión nacional  la cual debe siempre ser superadora de las diferencias. Así llegamos a festejar el 25 de Mayo con un país colmado por divisiones, dudas y confusiones. Con un gobierno altamente sospechado y acusado de corrupción que poco hace para que se aclaren las aguas  y en donde hace con su discurso que la patria  este cada vez más lejana.

    Es indudable no pensar que los festejos del 25 de Mayo fueron festejos políticos  más que nacionales  y esto no es justo porque desmerecen a la patria. Patria son todos los argentinos, sin distinción de categorías ni clases, patria no requiere de choripanes, ni de traslados gratis, ni de gente condicionada para que concurra a los actos porque de esta manera se juntan “patriotas obligados”  y estos no sirven. Ser patriota no es solamente ponerse la escarapela, llevar la bandera y cantar las marchas. Ser patriota es querer y amar a la patria. Y quien quiere y ama a la patria jamás la hiere, jamás le hace daño y jamás la roba.

    Los patriotas son aquellas personas que tienen grandeza, desprendimiento y honestidad, por lo tanto si tomamos en cuenta estos valores comprendemos que: ¿Cuántos patriotas faltaron y siguen faltando a la cita? Por eso es que nuestra Argentina carece de futuro en la medida que no florezca el trabajo, la honestidad y la grandeza de sus habitantes incluidos sus gobernantes que son los principales protagonistas y responsables de nuestra nación y que además de grandeza deben tener desprendimiento y lamentablemente no lo demuestran.

    En el cuadro de nuestra nación  podemos observar que  hay más patriotas en las clases humildes, en los pobres, que en las clases acomodadas, porque en definitiva los que menos tienen son los que menos han hecho trampas. En contraposición  es tanta la gente acomodada, -más allá de que existen honestos-  que su fortuna no depende del trabajo sino que es prima hermana de la trampa y la corrupción,  seguramente que no merecen estos hombres colgarse la escarapela en el pecho porque no la llevan en el corazón, condición básica para ser un patriota.

Walter Bonetto 
26 de mayo de 2013
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
walterbonettoescritor@gmail.com
Twiter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto

miércoles, 1 de mayo de 2013

La mujer en nuestra historia local


    La labor de la mujer en nuestra historia local a través de los tiempos, desde la creación de esta ciudad  de Río Cuarto es altamente prestigiosa, lamentablemente en una sociedad que tiene raíces de dominio varonil existieron miles de hechos importantes de la mujer que se perdieron en la historia, pero no por eso el protagonismo heroico deja de ser significativo.
    Desde los comienzos, desde la creación del paraje de la Concepción la mujer estuvo presente con su inconfundible esfuerzo y labor preocupada por el rancho, el marido y los hijos, trabajando de sol a sol para lograr su progreso en el medio de una frontera más salvaje que civilizada, más peligrosa que tranquila. Los miedos acechaban la pampa, miedo a la soledad, a las enfermedades, a las invasiones, al ataque de fieras,  pero era necesario sacar valor y enfrentarlos, no había más refugio que el coraje y el sacrificio y mientras su esposo salía a las estancias o a las tropas, ella estaba ahí con sus hijos en su rancho humilde y desprotegido, totalmente indefensa  y expuesta a miles de peligros, era  una vida tan insegura como lamentable.



     El valor de estas mujeres que fueron aquellas primeras pobladoras de nuestra región ha sido extraordinario. Ellas no solamente trabajaron en su rancho, cuidaban los animales, juntaban la leña, cultivaban pequeñas huertas…hacían todo lo necesario para darle vida a aquel desierto y convertirlo en civilización. Es indudable que sin  su protagonismo el progreso no hubiese avanzado  de la manera que lo hizo y en aquella dura y triste realidad miles de mujeres terminaron en las tolderías siendo esclavas de los indios, algunas con mejor suerte fueron esposas de caciques,  pero casi todas en general tuvieron hijos con indios y vivieron un infierno muy difícil de soportar.
   Muchas  fueron torturadas hasta la muerte, odiadas por las mujeres indias porque eran competencia de su indio querido. Muchas fueron recuperadas de aquella condenación, pero volver nuevamente a sus pagos era enfrentarse la tortura del desprecio  y la no aceptación. Estaban manchadas por haber vivido con los indios,   como si la ex cautiva tuviera la culpa de haber sido llevadas a  las tolderías. Otras tantas mujeres  ya no querían salir de los toldos porque aquel hijo no deseado, ahora lo quería y era parte de su vida, el sentimiento y amor de madre se imponía por sobre todos los calvarios.  Eran duros tiempos,  muy difíciles.  El valor y heroísmo  de la mujer deja huellas inconfundibles en el pasado de nuestra historia porque fueron ellas paladines de la esperanza ante el surgimiento de cada paraje y pueblo de la región. La amplitud del valor de la mujer abarca todas las sangres y razas: negras, blancas, esclavas, hidalgas, españolas, indias,  cada cual aportó lo suyo  y formó parte de esta historia protagonizando episodios de dolor y de esperanza  que fueron amalgamando el destino de los pueblos. Este Río Cuarto no estuvo ausente, al contrario,  en el camino de las pampas  se jugó su destino de grandeza y miles de mujeres  trabajaron y lucharon al lado del hombre, parieron hijos, ensillaron caballos, empuñaron armas, ordeñaron vacas y cabras, cuidaron ovejas, criaron niños, araron la tierra y enterraron semillas,  atendieron el rancho y bailaron cielitos en las pulperías. Todo fue una historia grandiosa y omnipotente en donde la china, la esposa, la prienda, la maaama, la aguela, la hija… “LA MUJER” estuvo siempre presente, sin ellas no hubiésemos sido nada. 

Walter Bonetto
30 de mayo de 2013
Revista “En Contacto”
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
Twiter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto