lunes, 17 de junio de 2013

El día de la Bandera

La bandera, la patria, la independencia,  son valores tan profundos que conmueven  el corazón de las personas. Solamente recordar en aquellos primeros grados  de nuestra educación en  donde cantábamos  junto a nuestras maestras y a toda la escuela su marcha llena de encanto  y de  emoción: “Aquí está  la bandera idolatrada, la enseña que Belgrano nos legó…” Hoy precisamos queridos amigos cantarle más que nunca a nuestra bandera  para que la patria se una,  para que nuestro corazón se vuelva niño con toda la pureza que eso conlleva  y soñemos con esos colores tan puros  y llenos de ternura  que al verla flamear en el mástil se agitan suavemente  como para nunca detenerse y nos invitan a sentirnos argentinos.

   Pero desde su creación nuestra bandera tiene mucha historia e injustas contradicciones   hasta haber sido aceptada.  Fue enarbolada por primera el  27 de febrero de 1812 sobre las baterías de artillería en las costas del río Paraná, cercana a lo que es ahora la ciudad de Rosario,  siendo confeccionada por la vecina del lugar María  Catalina Echeverría de Vidal,  y quien por primera vez la izó fue el señor Cosme Maciel, un civil del mismo vecindario.


   Las palabras del General Belgrano vibraron de esplendor en la tarde de aquel memorable día: “Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!".

   La emoción fue muy fuerte y el momento  muy supremo y esplendoroso que marcó a la historia convirtiéndose en imborrable hito. La bandera había nacido y no solamente flameaba en el mástil de las baterías. Flameaba en el corazón de cada soldado, de cada hombre. Era la esperanza de un país naciente.
   Los contratiempos no faltaron y la nueva enseña fue como perseguida dado que el gobierno nacional en marzo de 1812 prohibió a  Belgrano el uso de la bandera por “razones internacionales”, aunque meses después al celebrarse el segundo aniversario de la Revolución de Mayo la bandera fue bendecida en la catedral de Jujuy por el canónigo Juan Ignacio Gorriti.

 Por esta causa el Triunvirato lo sanciona a Belgrano y le ordena guardar la bandera. Al llegar la Batalla de Salta  las tropas  vencedoras llevaban la bandera celeste y blanca y esta enseña quedó flameando en los balcones del Cabildo.   En enero de 1813 la bandera fue aceptada por la Asamblea del año XIII como símbolo del Ejército del Norte, y de ahí en más la tan querida bandera nacional, fue como noble insignia recorriendo el no siempre fácil  derrotero de los argentinos hasta consolidarse en el símbolo sagrado que nos dio identidad de nación.

   La bandera no solamente debe  flamear en el mástil de nuestras instituciones, por sobre todas las cosas debe flamear con orgullo en el corazón de cada argentino.

“…Yo te saludo, bandera de mi Patria, sublime enseña de libertad y honor. Jurando amarte, como así defenderte, mientras palpite mi fiel corazón”.

193 años se cumplen de la muerte  del creador de nuestra bandera, el general Manuel Belgrano,   realmente uno de los hombres más probos de la historia de América. Su grandeza, patriotismo, valor, honestidad y amor al prójimo lo convierten en un paradigma en un “Verdadero Patriota” que renunció a todo bien material, que murió en la pobreza para dejar el legado a su patria, pero además de escuelas, educación, valor y sacrificio, nos legó la gran enseña nacional.


Walter Bonetto
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
17 de junio de 2013
walterbonettoescritor@gmail.com
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