lunes, 15 de julio de 2013

Sobre la libertad de expresión

   Que difícil que resulta en estos tiempos para un ciudadano definir el concepto de libertad de expresión, dado que según la tendencias de distintos gobiernos desean entender la misma “a su manera”  para así tomar acciones de censura a los adversarios o de propagandismo mediático sobre su gestión .

     Dice nuestro diccionario que libertad es: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. La libertad es un estado, una condición. Estado de quien no está preso y de quien está en libertad. Mientras que expresión en el caso del periodismo, “es la declaración de algo para darlo a conocer entender”. Estas definiciones son claras y objetivas y no tendría que estar discutiéndose qué es la libertad de expresión,  pero indudablemente que en muchos países se discute  y las noticias son constantemente manipuladas según la intención política que se persiga. Algo propio de gobiernos autoritarios.


    La libertad conlleva poder expresar todos los hechos que resulten ser noticias sin condicionamiento alguno, solamente hacerlo con respeto y con verdad. Una regla fundamental de la democracia es la “libertad de expresión”. Cuando la misma es censurada, perseguida, atacada, condicionada,  está perseguida la democracia y por más que los gobernantes insistan de que en su país “hay democracia”, no lo es tanto si se acallan o se condicionan voces, si se intervienen medios de comunicación o se persiguen a periodistas y medios de comunicación.

    Son muchos los países en la actualidad donde ocurren estos males, incluido en América y en el Caribe, y son tantos los países que van en la actualidad camino a  “silenciar” los medios  no adictos a su gobierno, lo que deja mucha preocupación sobre los ataques sutiles que sufre la libertad por parte de los gobernantes. Indudablemente que todo esto es decadencia, dado que se está en frente de gobiernos autoritarios y no hay otro nombre para definir esta situación.

    Junto a la censura también existe otro mal tan sutil y despreciable  que usan los gobiernos que es el “soborno”: asignar dinero a medios de comunicación y a periodistas para condicionar la información y callar las críticas, al ocurrir estas situaciones hay un doble mal: el gobierno que soborna y hombres que se compran,  lo que termina siendo una conducta vergonzosa y reprochable,  ¿esto actualmente ocurre en Argentina?  Bueno usted sacará sus propias conclusiones y si esto ocurre, la democracia, por la que tanto se lavan la boca nuestros funcionarios y gobernantes está amenazada. Así es como vemos en estos días que periodistas considerados “profesionales”  se dieron vuelta como veleta al cambio del viento, porque reciben dadivas ventajosas y no dudan en vender su alma al diablo.

     Con estas conductas la república está en decadencia. Esto es lo triste, lo tremendo, lo desesperanzador y uno encuentra que muchos políticos para sostenerse en el poder no tienen límites éticos, así es como observamos a  hombres con tanta  falta de grandeza y desprendimiento que  son capaces de llegar a cualquier extremo con tal de imponer sus ideales tan enfermos como mezquinos, y uno de esos extremos es crear su propia prensa, que  griten sus logros a pesar que muchos de ellos estén signados por la corrupción.

     Para eso es  necesario  tener a cualquier precio a una prensa adicta a sus intereses, realmente todo una vergüenza y lo más terrible que es a esa misma prensa que la condicionan con pautas publicitarias y con sobornos.  Ante este lastimoso panorama  debemos preguntarnos:   ¿Están enfermas nuestras sociedades? ¿A dónde llegó la ambición del ser humano?  ¿A dónde están los valores de este mundo? ¿Cuál es el camino de una república seria?  Al oír a tantos gobernantes y funcionarios, muchos  con sus  cantinelas que repiten como loros, que realizan “grandes revoluciones” en bien del pueblo, pero  que al final es el mismo pueblo que cada día debe ser más sumiso al poder  politiquero, que no duda  en  ventilar mentiras desproporcionadas de logros tan inciertos como fantasiosos y que para hacer esto debe caer en la cobardía de acallar al periodismo serio y libre para así consolidar sus “revoluciones”. Es esto nada más que falta de conducta democrática y un mal endémico y peligroso que no deberían ocurrir en  estos tiempos.

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15 de julio de 2013

sábado, 6 de julio de 2013

El 9 de julio “Gloria de nuestra Patria”

  La declaración de nuestra independencia resultó ser una empresa titánica y sacrificada que se fue amalgamando con el tiempo hasta madurar en los resultados de una gran asamblea en la ciudad de Tucumán, lugar este donde se venía trabajando desde meses anteriores para conseguir los resultados y demostrar ante el mundo el valor y la decisión de estos pueblos de América que deseaban fervorosamente romper el vínculo con España.

   ¡Vaya empresa! No era fácil de consolidar; los españoles se resistían a entregar las colonias, ellos consideraban que esta parte del mundo les pertenecía, por lo tanto luchaban para aplacar cualquier intento emancipador. Pero los pueblos criollos no pensaban igual, se sentían despojados y ultrajados por los europeos, y aunque muy desorganizados políticamente trataban de agruparse, más allá de sus grandes diferencias, para consolidar la lucha sin cuartel contra los ejércitos realistas.


    Entre triunfos y derrotas, y a sangre fuego  se iba  meciendo la historia. Después de la Revolución de Mayo los episodios se fueron sucediendo de manera inexorable y esta parte del continente se jugaba su destino de libertad. Pero la libertad no era una palabra, era un sacrificio, una causa, era una decisión de vida que marcaba el rumbo de los nuevos pueblos y generalmente se convertía en escenas desgarradoras.
    La libertad significaba resignación, dolor, entrega y desprendimiento extremo. También  la libertad significaba la grandeza del ser humano para llevar al altar de la victoria los grandes objetivos de su vida:   cortar con las cadenas de la opresión aunque tuviera que regar con su sangre la historia.

    El cuadro de vida de estos pueblos cambiaba drásticamente y los enemigos aparecían por doquier. En muchos pueblos de América, estar con la revolución, significaba muchas veces condenarse a muerte, y hasta los niños eran brutalmente golpeados si hablaban del movimiento de mayo; así era también  como muchas veces los traidores surgían por donde menos se esperaba y hacían meyas entre los criollos, mientras que el sol de la esperanza parecía que se apagaba.

    Al final de tantas desavenencias y derrotas  afloraron triunfos que apuntalaron el éxito. La Batalla de Salta que libra Belgrano en 1813, fue en gran medida decisiva para ir cambiando el rumbo de esta historia;  más al norte el general Bolívar reconquistaba Caracas mientras que San Martin consolidaba el Ejército de los Andes.  Fueron estos algunos de los hitos que, aunque tibiamente,  preanunciaban  el triunfo y sirvieron para sostener los objetivos de independencia contrarrestando los muchos combates y batallas  perdidas.   Los realistas habían triunfado en Sipe-Sipe, Huaqui, Vilcapugio y Ayohuma y aún se mantenían en el Alto Perú, mientras que su objetivo final era invadir las provincias del Río de La Plata para apoderarse de Buenos Aires.

   Así vemos que el panorama de estos pueblos era tan incierto como desgarrador, pero miles de criollos patriotas creían en la Revolución de Mayo  y precisaban lograr la “declaración de la  independencia”. Se trabajó intensamente y se llamaron  delegados de todas las provincias para convocarlos en Tucumán, descartándose a Buenos Aires para este crucial encuentro, con motivo  de rechazar el centralismo por los intereses y decisiones condicionantes que se ejercían siempre desde la ciudad del puerto y que terminaban desmereciendo al interior, dado que existía claramente un espíritu anti porteño. Buenos Aires debió de aceptar las condiciones  y nombró representantes a la ciudad elegida. Lamentablemente  no participaron las Provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental, dado que demostraban sus constantes diferencias políticas sobre cómo lograr la independencia. Sí estuvieron presentes algunas provincias del Alto Perú que aún estaban en poder de España.

   Más allá de los graves inconvenientes tanto  internos y externos los diputados designados comienzan a debatir cómo organizar la forma de gobierno de las Provincias Unidas y redactar una constitución hasta que se llega al 9 de julio de 1816 , luego de más de tres meses de calurosos debates, se trata en ese día el proyecto  de declaración de la independencia: proclamándose a estos territorios como nueva nación libre del dominio español y conformándose las “Provincias Unidas de Sud América”, labrándose la histórica “Acta de nuestra Independencia”. Pasaron los años, se sucedieron las luchas y desavenencias pero la independencia se mantuvo con firmeza  y al final los argentinos logramos la república.

    Aquellos veintinueve diputados bajo la presidencia de don Francisco Narciso de Laprida deciden y establecen   “… declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli...”

    Así fue como en la ciudad de Tucumán y  en la casa de doña  Francisca Bazán de Laguna, no con pocos dolores, aunque con mucha esperanza, el 9 de julio de 1916 ¡Había nacido nuestra independencia patria! Lo que se convierte en un grito esperanzador para todos los pueblos de América que retumbaba por todos los confines del mundo.


6 de julio de 2013
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miércoles, 3 de julio de 2013

opinión: Por qué falta el pan

   Es realmente preocupante la situación vinculada al alto precio del pan, dado que en el país del trigo se produzca  la falta  de harina, indica claramente que muchas cosas fueron pasadas por alto y no se hicieron bien. Ahora vienen  las especulaciones  de todo tipo y la pregunta de ¿quién tiene la culpa?  También viene las repuestas de  “quienes todos lo saben”,  pero realmente son muchos los que están muy lejos de la realidad y terminan haciendo gala de su ignorancia.

     Solamente pensando con sensatez, sentido común, y analizando los acontecimientos ocurridos en los últimos años  entre el vínculo del campo y el gobierno,  nos damos cuenta  adónde está la causa de estos males. Debemos considerar que  hay una palabra  que es vital y trascendente en nuestras vidas que debemos aplicar siempre para realizar cualquier actividad que se  llama “planeamiento”, “hacer un plan”. Planear es adelantarse realísticamente a  una situación futura. ¿Usted cree que las autoridades argentinas planearon sobre  la superficie de trigo a sembrarse en el país  o se tomaron medidas  de influencia sobre el sector agropecuario  cuando conocían que la cosecha próxima pasada  se estaba sembrando la mitad  de lo que normalmente se sembraba? ¡No!, seguramente que nada de eso  realizó,  el gobierno hizo todo lo contrario para desentenderse del sector rural,  se dedicó solamente a mirarlo con indiferencia y  pelearse con el campo y lo hace hasta el día de la fecha; demuestra ser tan desinteligente y soberbio  que  no desea escuchar; no concurre a la mesa del dialogo y nuestra presidente solamente tiene en su boca  que “nunca ganó tanta plata ese sector” lo que demuestra claramente su ignorancia sobre el tema.


   En la campaña pasada se sembraron 3.6 millones de hectáreas  lográndose  recolectar algo más de nueve millones de toneladas de trigo, un 26% menor a las campañas anteriores, lo que se considera  la menor cosecha en los últimos cincuenta años. También se calcula que la demanda del consumo interno en el país es de seis millones de toneladas. El excedente se lo destina a la exportación cuando es autorizada,  dado que existe alta demanda pero también se debe considerar que gran parte de este excedente en esta última escasa cosecha, es trigo de mala calidad, afectado por la sequía, lo  que no es apto para la elaboración de harina, cuadro que pone al país en una situación difícil y complicada que provocará sostenida escases.

  El panorama no muestra mejores condiciones para la campaña próxima venidera. Si bien en estos días la presidenta de la nación parece que despierta un poco a la realidad, -aunque muy tarde y pagando un altísimo costo-,  acaba de tomar medidas sobre las retenciones intentando aumentar las hectáreas de siembra, pero con anterioridad el gobierno   poco y nada realizó para superar la situación, al contrario, no reconocía  la crisis agropecuaria, que  demuestra grandes síntomas de decadencia e involución y parece que el gobierno no las ve o no las quiere mirar, como la injusta desaparición de las colonias rurales y la concentración cada vez mayor de grandes grupos de siembra en pocas manos, junto a la falta de planeamiento e incentivos a los productores medianos y pequeños  para lograr una cuota de cosecha rentable.

    Situaciones desinteligentes como desoír los reclamos de un sector tan importante como el campo, el cierre intempestivo de las exportaciones del trigo, la falta de coordinación y planeamiento sobre las economías regionales, la falta de una política agropecuaria con reglas claras. Todo esto junto llevó a una situación insostenible, que termina pagando el pueblo las consecuencias de una inaudita falta de capacidad de gobierno el que se ve superado por el mal manejo que realizó sobre temas tan vitales. Pagar cuatro dólares el kilo de pan no está al alcance de todos los argentinos, tampoco es justo, es totalmente inaudito. Nuestra presidenta debe reflexionar sobre este tema y en lugar de hablar tanto debería oír más, y en lugar de hacer tanta política debería gobernar mejor y saber usar la palabra “planeamiento” lo que esto beneficiaria a todos los argentino y nos evitaría este papelón actual en que en el país del trigo nos falte el pan.

Walter Bonetto
3 de julio de 2013
Periódico La Ribera
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