domingo, 5 de enero de 2014

Carretas de La Concepción

No hubiesen logrado la  conquista los españoles   sin la carreta. Esta  fue  basada sobre el viejo  carro de dos ruedas  pero adaptada para transitar mayores distancias y realizar prolongadas travesías,  para lo cual  tenía  su toldo o quincho con el objeto de preservar la mercadería que trasportaba. Por más de un siglo luego de su creación   nuestra antigua Villa de La Concepción fue  escenario y paraje de miles de carretas en tránsito rumbo a San Luis, Mendoza y Córdoba, las  que recorrían ida y vuelta con mercaderías  el camino de las pampas. En el caso de La Concepción,  estas paraban  en “el monte de los gauchos”, lugar en que ahora se encuentra  nuestra municipalidad. Las tropas estaban formadas por doce a veinte carretas tiradas con seis  bueyes  que formaban caravana  por el camino  transitando de sol a sol, mientras que en los tiempos de mucho calor también  lo hacían en noches de luna llena  para que no sufrieran los animales ni los hombres.
Cada carreta cargaba hasta dos toneladas y en estas  transportaban cargas diversas como: utensilios, herramientas, materias primas, productos regionales, géneros, alimentos perecederos,  plata de contrabando que venía desde el norte, soldados, prisioneros,  y hasta esclavos. En muchas ocasiones también transportaban viajeros. Las tropas de carreta  se constituían en la esperanza de los parajes porque al detenerse  las mismas daban vida al lugar  y varias personas trabajaban para atenderlas  por la comida y agua  para  sus animales y el descanso para los arrieros. Las carretas realizaron una epopeya extraordinaria, permitieron asegurar  el intercambio comercial  que logró  consolidar la conquista española  y se  conectaran las distintas regiones de américa, en nuestro caso, el puerto de Buenos Aires  con la región de Cuyo y el reino de Chile.

Una tropa de veinte carretas se movía con unos 150 bueyes,  un  encargado y unos 25 hombres; transitaban unas cuatro leguas diarias, según el estado del camino, en muchas oportunidades llevaban custodia por los peligros tremendos que debían afrontar  como los asaltos de los indios y de gauchos bandoleros que nunca faltaban. Además en sus recorridos  solían tener enormes dificultades,  por  ríos crecidos, grandes tormentas y temporales. La labor del carrero no era fácil y por ende muy arriesgada, el encargado era un hombre de mucha destreza y agallas, además  de ser toda una autoridad para su tropa en la que debía mantener la disciplina y el orden del trayecto.
Desde el año 1600 pasaron  carretas  por el río cuarto y paraban en La Concepción  cuando aún era este lugar solamente un paraje sin autoridad. Las carretas que transitaban esta región en un gran porcentaje eran fabricadas en Tucumán en donde encontraban una adecuada calidad en la madera empleada y se usaba la madera de naranjo para sus ejes por la resistencia que la misma tenia.  La época de la carreta quedó en el pasado pero su labor junto a todos los carreros fue una verdadera epopeya digna de comprender y admirar.


Walter Bonetto
28 de enero de 2013
http://walterbonettoescritor.blogspot.com
walterbonettoescritor@gmail.com
Twiter: @walterbonetto
Página de Facebook de Walter Bonetto

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario