miércoles, 1 de enero de 2014

¿Que esperamos del 2014?

   No es fácil predecirlo, pero es importante analizarlo en base a la realidad de los últimos tiempos para prepararnos hacia los días que vendrán. Nuestro país en gran medida tiene una marcha irregular y no deja de mostrarse como una nación impredecible en lo político porque    estamos viviendo con un sistema de inflación acelerado que lo arrastramos desde el año 2006. No dieron resultados en estos años las medidas tomadas por las autoridades económicas para controlar este flagelo. Nuestro signo monetario se desvalorizó considerablemente y el país no ha invertido para mejorar sus fuentes de recursos genuinos, al contrario, se dedicó a subsidiar, por lo tanto esto es una situación que provoca mucha inestabilidad porque  no es crecimiento.

    Los  subsidios, destinados generalmente a pagar déficit de empresas públicas  se llevaron  -según datos fidedignos- más de seiscientos millones de pesos en los últimos seis años lo que no es una cifra liviana si se considera que este dinero no tendrá retorno ni ha contribuido a sanear los sistemas de infraestructura, energía,  transporte,  agua potable, etc. Es inadecuado que en este país este todo subsidiado, esto no es otra cosa que marcar la ineficiencia administrativa.
 

    Seguramente que subsidios deben existir pero deben ser acotados,  el gobierno debe apuntar que cada vez sean menos y exigir que las empresas se vuelvan eficientes, caso contrario estamos en un laberinto de mediocridad interminable, difícil de salir, además muchos subsidios son injustos, porque hay en la actualidad personas que en barrios residenciales de gente muy acomodada paga una energía regalada con relación a lo que un humilde compra una garrafa  en un barrio pobre. Ahora bien, hacer eficientes a las empresas no es otra cosa que asumir un desafío revolucionario; trazar objetivos para la nación que perduren en el tiempo y sean superadores de los tiempos políticos, requiere de una valentía que no todos los políticos están dispuestos de asumir.

   Sobre este tema tan crucial para el futuro de los argentinos vale la pena tener en cuenta lo expuesto en una nota publicada en medios nacionales por el  Director del Instituto Argentina de Análisis Fiscal  (IARAF) Nadin Argañaraz, quien  comenta en su reciente análisis: "Mientras la participación de la inversión en infraestructura dentro del PBI aumentó un 40% entre 2006 y 2013, la de los subsidios lo hizo en un 100%, es decir se duplicó. Esto hizo que los subsidios se transformen en el gasto que el Gobierno debe tratar de disminuir para poder bajar el déficit fiscal, causa de una emisión monetaria de casi  80.000 millones de pesos  hasta el 13 de diciembre". El economista dice, además, que es necesario "focalizar los subsidios en la clase más necesitada y reducir o eliminar el resto".

    Concretamente leemos que el estado está emitiendo como mínimo  diez mil  millones de pesos por año para respaldar los subsidios, licuando así la moneda y provocando inflación lo que reduce el poder adquisitivo de las clases asalariadas.

   Bajo estos parámetros nos tendremos que adaptar en el 2014 y si los mismos no se mejoran, es posible que  sea un año de tensión social. Asumir las medidas de gobiernos para corregir esta situación tendrá un elevado costo político y las autoridades actuales no tienen adecuado  margen de maniobra para asumirlo, por lo tanto la situación es bastante comprometida. El peligro de seguir perdiendo reservas de divisas en el banco central amenaza en continuar debilitando la economía, mientras que   la falta de inversión generalizada en nuestro país  penaliza el crecimiento de la producción y del trabajo. Nada parece ser  fácil para el año que iniciamos, de todos modos el gobierno puede tomar iniciativas interesantes tanto en el orden político como en el orden económico y lograr que Argentina sea una nación con cara al futuro y al bien común. De todos modos para lograr este futuro, es necesario considerar  que más que con subsidios, se hace con trabajo y planeamiento organizado, lo cuales  son puntos que venimos fallando significativamente en las últimas décadas y están atrasando nuestro progreso.

Walter Bonetto
miércoles, 01 de enero de 2014
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