domingo, 24 de agosto de 2014

Cuesta abajo en mi rodada...

Hablar la realidad  parece estar en contra del gobierno, parece ser opositor, parece ser de derecha o apoyar al neoliberalismo. ¡Pero no! , de ninguna manera  a esta altura de la vida, luego de más tres décadas de democracia en Argentina  hay miles de ciudadanos que desean pensar en voz alta y que es su derecho,  más allá que a miles de apasionados políticos les moleste. Es que pensar en voz alta con respeto  y con educación es lo mejor que le puede pasar a nuestra nación la cual debe crecer y ser pluralista.  Pensar en voz alta significa entender y poder decir que el gobierno no dice la verdad y esto una realidad, en cambio,  negarla es una terquedad.

 En la actualidad el gobierno no dice la verdad  sobre temas de pobreza, de salud, de inseguridad, de crecimiento, de corrupción en los poderes del estado, y de tantas cosas más que realmente asustan  y se observa  claramente  que a muchos   gobernantes les falta sinceridad; dicen lo que les conviene, acomodan la declaración a su manera  y creen que los ciudadanos son tontos. No es esto otra cosa más que  involución en los actos de gobierno, es decadencia y mientras tanto de esta manera  el país  va cuesta abajo.

   El gobierno actual mide con optimismo y publicita con euforia los datos que le conviene, pero ignora totalmente los índices que pueden perjudicar su imagen. El gobierno mide el turismo de un fin de semana largo en donde miles de vehículos transitan las carreteras, pero esos miles de vehículos pertenecen a un índice muy bajo de población y no marcan el rumbo de una nación acosada por otros problemas muy graves que se dan al mismo tiempo  como la inflación, la inseguridad y la corrupción,  de los cuales las autoridades no hablan o tratan de minimizar.

   Según recientes denuncias periodísticas el gobierno tiempo pasado publicitó la  apertura de una  fábrica con un clamoroso acto de inauguración en donde participó la misma presidenta de la república; pero al final  fue todo un engaño porque la fábrica nunca abrió sus puertas. Fue el gobierno que prometió la producción de aviones en argentina en la ex Fábrica Militar  de Córdoba, pero los aviones no se fabricaron y así tantas cosas  más que podríamos citar. Son muchas las acciones fallidas del gobierno  que desmerecen su gestión porque tuvieron anuncios engañosos,  y esto  es lo preocupante,  porque el gobierno no debe engañar a la sociedad.
    
    Poco se dice con claridad de la inflación, al contrario, “siempre es baja”, lo que se torna una burla  para millones de consumidores. Otro tema necesario a saber es que no es cierto de que este gobierno no tomó deuda externa como vociferan constantemente pretendiendo demostrar que fueron inmaculados en materia económica y que están arreglando el problema de sus antecesores, inclusive la misma Presidenta mencionó públicamente que no tomó deuda. Cierto es que el gobierno actual no es el responsable total de la deuda externa, pero también es cierto que la gestión actual siguió tomando. Así vale la pena recordar que en abril de 2014  el Gobierno argentino acordó con el banco estadounidense Goldman Sachs un crédito por 1.000 millones de dólares a una tasa de interés del 6,5 por ciento anual, a dos años de plazo, para reforzar las deprimidas reservas internacionales que acuña el Banco Central y seguramente que no es el único crédito que tomó, al contrario, en “la década ganada” se tomaron varios. ¿Qué será la suma de estos créditos si no termina  siendo   deuda externa?  O sea que pasamos por una situación difícil y comprometida pero seguimos pidiendo prestado para luego decir que la deuda no se tomó en la actualidad. Es esto una absoluta falta de sinceridad.  También en la actualidad  el déficit fiscal preocupa de sobremanera  y el gasto público siguió en constante crecimiento  y en este caso  gran parte de este gasto público que provoca este gobierno desemboca en deuda externa.

   Un grave mal que acontece en Argentina es “negar el problema”  no ser sinceros con nosotros mismos, tener gobernantes que ocultan la realidad que es inocultable,   porque así se piensa en no asumir el problema  por temer a  su alto costo político  y hacer creer a la sociedad  de que “todo está bien”.  Seguramente que también este gobierno realizó muchas cosas que están bien, pero hay errores estratégicos que tendrían  que ser asumidos para no empañar los logros positivos  y no seguir mintiendo.

   Una de las principales causas que vamos cuesta abajo en la rodada es la  de no consensuar los grandes problemas de la república;  de no liderar una solución integrando  a  las fuerzas opositoras hasta donde la gestión permita;  de querer defenderse con argumentos endebles,  como mencionar la crisis del mundo o la de otros países con tanta insistencia  que da lástima escuchar; de pretender hacernos creer que vivimos como ciudadanos  del primer mundo cuando la inflación demuele nuestros salarios y la pobreza aumenta. De que la culpa la tiene el neoliberalismo; de hacernos pensar que esta bien el camino de Venezuela y que ese es nuestro norte, cuando en la república hermana no hay democracia y  está sumida en violencia, por lo tanto no es  un modelo político para admirar.

   Nosotros precisamos pensar en la verdadera libertad, en el respeto, en el trabajo honesto, en el sacrificio. La verdad que más allá de los discursos políticos y de los apasionados que defienden hasta los corruptos, queda la sensación de que   las cosas no están saliendo bien y realmente es una lástima porque el país pierde el futuro. El gobierno debe corregir el rumbo, debe gastar menos, debe premiar al trabajo, debe combatir la corrupción , debe lograr mayor seriedad en sus actos, y fundamentalmente debe lograr  adecuada independencia de poderes como exige la república para alcanzar la grandeza  y el progreso caso contrario estamos como dice el tango “cuesta abajo en mi rodada”.

24 de agosto de 2014
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