lunes, 25 de mayo de 2015

Entrevista al Técnico Químico Edgar Eric Neumann

La ciudad de Río Cuarto cuenta con personas admirables por su trayectoria y por el legado que le muestran   a las futuras generaciones, un legado  extraordinario ,  que abarca: trabajo, estudio, perseverancia, conocimientos y por sobre todas las cosas un ejemplo de vida, estas personas son verdaderos REFERNTES  que precisamos tenerlos en cuenta permanentemente para construir una sociedad mejor y mas justa.

Nuestro referente actual  es el Señor  Edgar Eric Neumann   


El Señor Edgar Neumann es un Químico Industrial egresado de la escuela Otto Krause. Está  casado con la escritora y poetisa Diamela A. Sosa, tienen  tres hijos, todos ellos con formación  Universitaria: Mónica, Claudio y Gabriela.

Fue uno de los primeros químicos industriales que trabajo de manera estable en la ciudad de Río Cuarto.
Fue becado por el CONICET (1965), por el Instituto Tecnológico de Massachussets, viajó tres veces a los EEUU, enviado para estudiar problemas especiales de distintas industrias
Recorrió el país por temas vinculados con su especialidad y trabajó  veinte años en minería, escribió su libro “Subiendo y bajando cerros” donde da claros y atrapantes testimonios por las anécdotas que narra sobre lo interesante que fue su actividad  en el Sud de Córdoba y San Luis sobre las exploraciones mineras. 

Señor Neumann,  buenas tardes,  es un placer para mí   poder entrevistarlo.
Bueno, para mí es un honor.

¿Cuándo llegó  usted a la Argentina?
— Mi familia llegó  a América cuando yo tenía tres años, veníamos de Rumania y mis padres se establecieron en Uruguay, en Montevideo.  A los cinco años vinieron a la Argentina por razones de trabajo y vivimos en Buenos Aires. Yo  de niño empecé a hablar con mis padres en alemán, en húngaro y en castellano, después hice curso de inglés para ir al exterior, cuando terminé  mis estudios en la Escuela Otto Krause  ya tenía trabajo, así que comencé a trabajar como químico en una fábrica  y ahí desarrolle unos productos  y después de trabajar dos años me salió la oportunidad de venir a Río Cuarto para asesorar a la Fábrica de Aceite Oleaginosa  que funcionaba aquí. Yo vine por tres meses, pero ocurrió que conocí a quien ahora es mi esposa  y ya me ve, sigo acá. 
  
¿Cuántos hijos tiene,  Edgar?
— Yo tengo tres hijos, once nietos y tres bisnietos, o sea que somos una familia grande,  “cuando nos juntamos tenemos que alquilar un cancha de futbol”.

¿Sus hijos están aquí en Río Cuarto?
— Mis hijos son profesionales estudiaron en la Universidad de Río Cuarto, tengo un nieto que está estudiando arquitectura en Córdoba.

Edgar, ¿Usted se recibió en la escuela Otto Krause  de la ciudad de Bueno Aires?
— Sí,  yo me recibí en la escuela Otto Krause, esta escuela cumplió  cien años y  fue la primera escuela industrial del país, yo egresé como técnico químico, cuando vine a Río Cuarto me encuentro con que no había químicos  y entonces puse un laboratorio, trabajaba en la oleaginosa y en el laboratorio, pero después me llamó  el Director de la Escuela Industrial, que pasó  de Artes y Oficios a industrial. Comencé  como profesor de ese instituto y dictaba  química, física y matemática y ahí estuve como 48 años hasta que me jubilaron. 

¿A usted le gustaba la docencia?
— Sí,  me gustaba, me encantaba,  pero también me gustaba la investigación. Yo en mi laboratorio hice más de diez mil  análisis de agua y más de seiscientos  análisis de productos químicos, los análisis de agua se realizaban muchos para la zona rural,  especialmente para la gente que criaba ganado y quería conocer las condiciones del agua que contaba para engordar su hacienda.  Yo trabajaba muchísimo con mi laboratorio.

¿Cuándo iba al extranjero,  hacía labores de investigación?
— Sí,  yo hice la primera visita a los EE.UU. Fue con un señor que tenía una fábrica de ferrita para investigar el desarrollo correcto de este material que se producía en Rio Cuarto como único lugar del país, pero  si bien habíamos logrado buenos resultados  teníamos  dificultades en algunas fases de   su  elaboración   y fuimos a aquel  país para tratar de ver en donde estaba el secreto del ferrite  y ahí se produjo el acontecimiento que cambio la vida. En aquella visita  pasamos por un depósito de una fábrica grande y yo relacione el proceso,  porque nosotros en la fábrica trabajábamos siempre con minerales o metales  con óxidos oscuros como hierros, cromos y ahí al pasar por el depósito,  veo bolsas que tienen sustancias blancas  y pensé que era muy raro en una fábrica de ferrito tan acreditada ver bolsas con sustancias blancas  yo poco a poco me fui acercando a ese material y vi en detalle lo que contenía como materia prima para fabricar la ferrita. Entonces yo le dije al Sr. Ferrary  que venía conmigo: vamos a Río Cuarto yo ahora sé lo que le pasa a nuestra producción…  por lo tanto entendía que la ferrita de Río Cuarto  la íbamos hacer cambiar de aspecto y rendimiento.

¿Por aquellos años la única fábrica existente en el país de ferrito estaba en  Río Cuarto?
 — Sí así es, era en esta ciudad la única fábrica de ese material y fue aquí  donde se desarrolló. La gente que hacia esa producción me invitaron para que viera el desarrollo y los ayudara a perfeccionarlo, esto pertenecía a la familias Ferrero y Fourcade ellos fueron pioneros en el país de este material y crearon una industria importante y el material que aquí se producía era fundamentalmente para las antenas de radios chicas, de radio a transistor, mientras que el polvo se usaba como material magnético y estos productos tuvieron una aceptación muy grande, gran parte de la producción se exportaba y lo demás quedaba para consumo interno. También este material se usó para televisión y ahí aparecieron otros fabricantes que copiaron nuestro producto. Yo en ese ínterin recibo una propuesta muy interesante para hacer una investigación en minería en las sierras de Alpa Corral, las Albacas y San Luis así que me dediqué  a la misma y me hicieron una oferta  para asesorar a la gente que trabajaba en minería  y estuve trabajando veinte años  en eso. 

¿Y cuál era su función en esas laborares?
 — Mi función  era de asesoramiento y de investigación, pero también de analizar los distintos minerales y orientar en base a mis estudios  la búsqueda, o sea descubrir  dónde estaban los minerales,  ahí aplicábamos el método del  péndulo que me indicaba su ubicación, pero también trabajaba para descubrir nuevos minerales. En esa época yo compraba minerales de tantalio y columbio  que ahora están en pleno auge para uso de televisión y todo lo que sea electrónico y exportábamos en esa época a través de una compañía alemana que nos financiaba  unas diez toneladas de tantalio y columbio, eso fue. Bueno así fue que al ligarme a esa actividad de los minerales, pase por varias empresas del rubro que me convocaban, así fue  como hice plantas de moliendas, plantas de concentración de minerales de distintos tipos, yo por aquellos tiempos estuve muy ocupado en esa actividad y a esto debía sumarle mis horas de dar clase así que terminaba en muchos caso  a las diez de la noche  y al rato salía para la sierra para trabajar en la minería. En la sierra tenía un socio que a veces me suplantaba pero siempre era yo quien decía este mineral sí, este mineral no.   

¿Usted fue un constante estudioso de la minería?
  —  Sí,  seguramente,  tengo centenares de libros y miles de hora de laboratorio y de práctica  en el campo entre los cerros y siempre vive aprendiendo constantemente. También trabajé  con fábricas de alimentos balanceados para nutrición animal en donde fui incorporando minerales para la formulación de productos.

Usted, en la actualidad: ¿qué  ve en la ciudad de Río Cuarto si la compara relación a  tres décadas atrás, ve una decadencia o ve progreso?   
— Bueno la verdad que veo un progreso,  la industria en general yo creo que está progresando porque la universidad  local forma muchos profesionales. Yo en el año 1948 que me inicie con mi laboratorio  de análisis químicos industriales era el  único, hoy en día  hay más de quince muy bien montados, esto da una señal del progreso local.

¿Pudo usted volver a su tierra natal?
  —No, realmente no volví nunca  a Rumania, y es una lástima, porque tendría que haber ido. Alumnos míos  vivieron en Rumania. Realmente tengo alumnos desparramados por todo el mundo.

¿Qué  opina usted de Río Cuarto?
— Río Cuarto es una ciudad que está muy bien ubicada. El parque industrial que posee está creciendo constantemente así es que nuestra ciudad es un lugar que hay mucho para hacer  y eso genera posibilidades. Usted sabe que yo egresé  con mi título de técnico por el año 1945 y tengo una satisfacción muy grande  porque al final los alumnos debíamos presentar una tesis, yo en mi caso presenté  un libro  sobre la fabricación del almidón de arroz, bueno esa fue mi tesis de la cual terminó  en un libro que se interesó y lo tomó  la Sociedad Científica Argentina,  quien editó  una serie de estos libros. Al final mi trabajo  contribuyó  en ayudar a muchas empresas vinculadas con esa producción.  La verdad que sentí que es agradable el tema de  poder ayudar a salir de dificultades, y bueno en eso estuve toda mi vida.
Pero como usted me pregunta de Río Cuarto quiero mencionar que esta  es una ciudad que tiene mucho futuro, aunque   para lograr el gran desarrollo  hay que poner manos a la obra, proyectar las materias primas que tenemos,  no solamente dedicarnos a la riqueza del campo, tenemos todas las sierras y ahí podemos sacar muchísimo,  y bueno, la gente no lo hace, no se organiza y es una lástima desaprovechar esas posibilidades de explotar nuestros recursos con más insistencia.  

¿Y cómo ve la Argentina actual? 
— Mire con las autoridades actuales yo lo veo problemático al futuro, la presidenta actual hace mucha propaganda para muchas cosas pero  veo que hay mucha desocupación, mucha pobreza, deberían aprovecharse muchos productos que produce el país, especialmente en el norte y en el sur  que no se hacen y deberían dar trabajo a tanta gente que lo precisa, en este sentido falta aliento del gobierno, yo veo que se cierra una fábrica, o un aserradero  o tantas industrias más que dejan gente en la calle  y eso por algo es, hay una crisis muy grande;  yo tengo mi yerno que es doctor en veterinaria  y él me cuenta siempre como los tambos se vienen abajo acá en el país; realmente siento que es una injusticia que ocurra eso  habiendo tanta materia prima para trabajar, pero pueda ser que algún gobierno se decida en  cambiar esta situación. Ahora se observa que hay medidas que  no toma el gobierno y otras  que toma  en donde uno observa  que cada día nos complican más.  

Realmente, Señor Edgard, me da la sensación que es muy admirable su experiencia de vida. 
 — Yo le agradezco sus conceptos, la verdad que he estudiado mucho, he leído mucho, y también he enseñado mucho por mi actividad  docente;   también le puedo contar que por razones de trabajo recorrí todo el país, fui al Chaco, a Corrientes, a San Juan, a toda la provincia de Córdoba, siempre por razones de trabajo; recorrí toda la Patagonia ahí fui a ver el problema de la alimentación de la hacienda con una fábrica que producía alimentos, anduve muy mucho.

Bueno, ahora tiene una vida tranquila, de reposo junto a su hermosa familia.
— Vea hasta por ahí nomás, no es tanto, mi señora tiene un problema en sus ojos que nos tiene preocupados, aunque creo que va a salir adelante.      


Walter Bonetto
Mayo de  2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario