domingo, 6 de septiembre de 2015

El General Videla Balaguer y la Iglesia de Reduccion en Còrdoba

Dalmiro Félix Videla Balaguer

Militar argentino, nacido en San Juan, el 29 de julio de 1905 y fallecido en 1994. Participó activamente del golpe de Estado de septiembre de 1955 contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, que dio origen a la “Revolución Libertadora. Fue un general que traiciona a Perón y promueve en gran medida desde la ciudad de Río Cuarto —lugar donde prestaba servicios—  la revolución del 55, conocida en la historia como “revolución libertadora” la cual termina contribuyendo  a traer grandes males a la nación porque consolida a una argentina dividida por peronistas y antiperonistas, sumada a una cantidad considerable de muertes innecesarias  que se producen en el país especialmente con el bombardeo de la Plaza de Mayo.  

Tenemos de este militar una anécdota de vida que nos trasmite el señor Víctor Yoma, quien es oriundo de la localidad de Reducción y tiene un vínculo muy especial con este lugar, tuvo vivencias muy interesantes, le vamos a pedir que nos cuente esa experiencia que vivió con respecto al General Videla Balaguer. 


“Defiendan a la iglesia que la pueden quemar”



¿Don Víctor Yoma, usted conoció al General Videla Balaguer y en qué circunstancias?

 — Vea, yo tuve la oportunidad de verlo una sola vez, pero en una situación muy especial.

Bueno, ¿me la quiere contar?

—  Sí,  se la voy a contar. Usted sabe que unos días antes de ocurrir este episodio, yo, como tantos, habíamos oído la noticia por radio de que se buscaba a este general, creo que para detenerlo,  ya que se había alzado en contra del presidente Perón o estaba fraguando una revolución, pese a su condición de que había sido distinguido con la medalla de la lealtad peronista en uno de los actos que celebraba el gobierno en el día del trabajador. O sea, que Balaguer era leal al presidente Perón.
Por esos tiempos Yo participaba del Club Sportivo Reducción y en el mes de septiembre era el aniversario;  como todos los años se realiza una misa recordando a los socios fallecidos. Yo colaboraba, tenía una agencia de publicidad con altavoces, facilitándole este servicio a la iglesia. En aquel día,  al terminar la misa, el monseñor Verri me que estaba a cargo de la parroquia y vivía en la casa parroquial,  me  invita a tomar un café, ni bien nos instalamos en aquel gran living, suena el timbre y la hermana de Monseñor va a atender, cuando vuelve venía pálida y asustada, diciendo: “Te viene a buscar el General Videla Balaguer”.
Para nosotros era un señor del círculo íntimo de Perón, sabíamos que estaba prófugo, no sabíamos que venía a hacer. Con un tono muy imperativo monseñor Verri dice: “Hacelo pasar”.
Entraron los dos solos al escritorio privado de monseñor, era todo muy raro. Al rato salen los dos juntos sonriendo, se acerca a la mesa, y el General le pregunta a Verri:
 ¿Esta gente es de confianza?
 Y Verri  le contesta: “Es de entera confianza, mi hermana, mi cuñado y un íntimo amigo”.

El General Videla Balaguer quien andaba de civil con prendas muy austera, entonces comienza a hablar y  nos cuenta muy pausadamente  que había ido a advertirle a Monseñor que el enfrentamiento de la iglesia con el gobierno era muy duro, muy fuerte y que podía tener consecuencias lamentables porque se podía llegar a quemar o a atentar contra la iglesia de Reducción y el motivo de la reunión con Monseñor Lino Verri, era para advertirle del peligro.

Lo que nosotros no entendíamos era el giro del General, que antes era medalla de honor del peronismo y ahora estaba en contra. No sabíamos qué hacer, pero sentíamos miedo, entonces nos organizamos algunos vecinos y fuimos en busca de armas por la zona rural con el único objeto de defender la iglesia y si alguien se acercaba par atacarla hacer algunos disparos al aire. Fuimos a la  planta alta de la iglesia y ahí montamos guardia para cuidarla teniendo en nuestro poder  dos  escopetas, pero no pasó nada y nadie vino a atacar la iglesia.

Luego de aquella advertencia Videla Balaguer partió en su automóvil acompañado por unos ayudantes quienes habían cambiado una cubierta que se había pinchado un poco antes de llegar al frente de la iglesia. Esa fue toda mi experiencia con ese militar.

Bueno señor  Víctor Yoma, le agradezco mucho su relato. 

Walter Bonetto
Julio 2015
 

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