lunes, 25 de enero de 2016

Sin aviones de entrenamiento

A través del repaso de la historia vemos por estos días  con dramatismo nuestra decadencia en muchos aspectos del país que realmente sorprenden. Es algo inconcebible que se llegue intencionalmente  a situaciones límites en tantos aspectos, uno de ellos, entre muchos más,  es el que  “no se tenga material aéreo adecuado para la formación de los pilotos militares  que la nación  precisa para asegurar las actividades operativas de la Fuerza Aérea Argentina” y por ende de contribuir a la defensa de la soberanía nacional. 
Esto es algo alarmante, porque no se puede jugar con nuestra soberanía, ni se puede demostrar desde las autoridades tan alto grado de  imprevisión e  irresponsabilidad. Es esto una situación peligrosa donde se demuestra la  alta indiferencia de las autoridades políticas del país sobre el tema, las que   desde hace más de una década  producen  este vaciamiento, aparentemente inducido  con intencionalidad  y demuestran falta de inteligencia previsora. 


En la historia de la vida nacional vinculada a la actividad aeronáutica militar, tanto en la ex Aviación de Ejercito, primero,  como en la Fuerza Aérea después, no  se registra una situación similar de tanta decadencia de falta de material aéreo y de falta de políticas de estado para lograrlo.  

En la Aviación de Ejército se lograron situaciones destacadas y brillantes  cuando el Sargento Yubel, primer piloto de pruebas de la Fábrica de Aviones, marca el inicio de los vuelos de entrenamientos en virtud que  el 2 de octubre de 1928  volaba con total éxito el “primer avión biplano Avro Gosport” construido totalmente en la Fábrica Militar de Aviones, en donde se construyeron en serie  30 unidades destinadas a la formación de pilotos. Luego se fabricaron en el año 1930  los destacados  Dewoitine D21,   totalmente metálico con motor Lorrayne Dietrch también  construido en la Fábrica en una serie de treinta,  y así se sucedieron una cantidad de series de aviones para entrenamiento de los pilotos destacándose la construcción de aviones Focke Wulf, los DL22 entre otros más, estos últimos se produjeron 200. Argentina logró una posición destacada con la fabricación de aviones de entrenamiento bajo licencia y de diseño nacional y nunca faltaron en las Bases Aéreas del país ni en la Escuela de Aviación Militar  aeronaves para cumplir los programas de vuelo y la formación de los pilotos que la nación requiere.

Hoy en día la situación cambió drásticamente para mal y desde hace mucho tiempo  la prensa publica  la falta de aviones para el vuelo elemental de pilotos, y así nos damos cuenta  que  se quebró el equilibrio elemental para sostener adecuadamente el poder aéreo de la nación. 

La Fábrica de Aviones, se maneja en muchos casos  y en la actualidad,  más política que industrialmente y así entró en un espiral de decadencia inaudito producto de nuestra desorganización y falta de objetivos trascendentes. 

Los argentinos caminamos hacia atrás y nadie reconoce errores garrafales que demostramos y continuamos enamorados de la decadencia,  festejando con ella las constantes derrotas ¿Cuándo despertaremos?    Perdió Córdoba el mayor  polo industrial de Sudamérica que supo lucir en el siglo pasado y no construye aviones que el país precisa. Hemos perdido la asombrosa capacidad industrial que poseíamos y estamos en una situación límite y lamentable y no pretendamos fabricar bombarderos de última generación pero es inconcebible que con la experiencia acumulada desde las primeras décadas del siglo pasado con tantos logros alcanzados hoy no podamos construir un avión de entrenamiento básico para  formar a nuestros pilotos. Realmente una calamidad, antes fabricábamos nuestros aviones hoy no podemos hacer nada ¿Qué nos pasó argentinos?   

Walter Bonetto
25 de enero de 2016
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