miércoles, 8 de febrero de 2017

Conversando con un Coya

Nuestro país tiene distintas realidades y escenarios de vida, a pesar que uno puede creer que es algo incierto el dicho de muchos ciudadanos quienes manifiestan que “Argentina termina en la General Paz”, no deja de tener mucho de valides este sentir popular. El norte argentino, tanto en el este como en el oeste, esta plagado de pobreza y en gran medida pobreza extrema especialmente en las zonas rurales, con índices de mortalidad infantil y desnutrición que asustan y son escandalosos. Las provincias pobres carecen de un adecuado presupuesto de salud y educación que les permitan mejorar su nivel de vida en general, o en todo caso si lo tienen, da la sensación que no lo administran correctamente, mientras que los planes que lanzaron distintos gobiernos tantos provinciales como nacional, fueron en gran medida “planes políticos” porque en la realidad de los hechos, no se comprende como el problema de la pobreza extrema persiste y crece. Lo cierto es que sobre esto hay dos realidades totalmente palpables y atendibles. Primero esta la realidad del funcionario con su división estadística especializada que detrás de la computadora, el escritorio con aire acondicionado y alfombra marca y dibuja curvas y gráficos y se consuela viendo como decrece la pobreza, como se reduce la mortalidad infantil, como decrece el analfabetismo, como crece el poder adquisitivo y tantas cosas mas que no son otras que marketineria política ; pero por otro lado esta la realidad y generalmente tiene una cara distinta, con aristas preocupantes que se contradicen totalmente con el “optimismo” del funcionario y esa realidad marca a sangre y fuego que la pobreza existe, que el gobierno no llega ni se preocupa y que en esos lugares del norte la República esta ausente.

Así me dijo Daniel un habitante de la Puna Argentina pastor de un rebaño de llamas y ovejas en la zona rural entre Humahuaca y la Quiaca, mas precisamente a escasos kilómetros de Abra Pampa. “Mire amigo aquí el turista pasa, pero generalmente no descubre el verdadero sentir del lugareño. Pasan para ver el paisaje y nos consideran a nosotros parte de ese paisaje y así nos quieren ver ataviados con nuestros ponchos junto a nuestros animales y así ellos o ustedes están felices tomando una fotografía”...Me impacto el dialogo con Daniel en otra parte le pregunte si era feliz.
“Nose lo que es ser feliz, yo no estoy educado para ser feliz, yo soy un habitante de esta tierra de profundas cicatrices que aun llora los arrebatos acontecidos, primeros de los conquistadores y luego del mismo hombre blanco”
-Pero ahora no tienes arrebatos Daniel-
-¡Ingenuo de usted!... ¿Quien le dijo que no tengo arrebatos? Nosotros para los gobiernos somos una estadística, un número y nada mas. ¡Mire lo que es este desierto. Mire ese ferrocarril muerto y abandonado! No te das cuenta acaso que ya no une a los pueblos. Nosotros para los gobernantes solamente somos “pobladores de un desierto”, “somos indios de la montaña”, de la Puna, y precisamos muy poco para vivir. Pero sabes que también precisamos muy poco para morir, y morimos como abandonados. Morimos porque nos falto el agua; porque nos mordió la serpiente: porque el puma nos comió las crías de los animales. Pero también morimos todos los días un poco porque no tenemos electricidad; porque aun nos alumbramos con candiles y cocinamos en fogones juntando cada ramita entre las piedras; porque se nos mueren los rebaños por la falta de agua y comida; porque el medico no llego. Mi madre murió de una hemorragia sin llegar al hospital de Abra Pampa, pero cuando llegas al hospital te encuentras que es un centro derivador, una gran sala de primeros auxilios y con esto no salva vidas, hay gente mucha gente que muere por el camino, ¿y a quien le interesa que un coya muera? Si solamente somos un número, una estadística que nos miden con una curva y un grafico. Pero la realidad es que nos hacen sentir habitantes de cuarta. Nuestras raíces se van perdiendo cada día, hasta el carnavalito se pierde, como nuestros grandes festejos se van apagando cada año. Ahora ya se baila y se toca música bailantera de cuarteto en nuestras ciudades y localidades cercanas, que nada que ver con lo nuestro, y esto es un cachetazo a nuestra tradición a nuestras raíces. Aquí en las zonas rurales la vida no es fácil, no hay energía eléctrica ni medicina, ni medico, ni cura ni nada. Todo esta, pero todo falta, hasta el agua falta, pero lo mas triste es que falta la presencia o el apoyo de nuestros gobernantes. No hay planes serios para mejorar nuestra vida. No hay proyectos de mejoras por eso aun seguimos siendo arrebatados todos los días porque somos los eternos olvidados.
Por ultimo le pregunte al pastor de hundidos hijos y profunda mirada si realmente creía que esto era un problema de educación a lo que me respondió.
Mira yo soy un ignorante. La única sabiduría que tengo es la de esta tierra que amo, como también quiero a mis rebaños. No tengo la cultura del estudio, tengo solamente la cultura de esta vida en el medio de esta tierra. Me eduque solamente en mi trabajo que lo herede de mis padres. A nosotros no nos interesan las ambiciones de ustedes “los de la civilización”. Los coyas de la Puna vivimos sin que nos quite el sueño la riqueza, nuestra riqueza es nuestra forma de vida, sin moda, sin marca, sin modelos: sin ricos ni pobres vivimos al compás de la tierra y respetándola por todo lo que nos da, en cambio ustedes los de la cultura, no respetan al mundo ni al mismo hombre y menos aun a la tierra ni a los animales, ni a los árboles, ni al agua, ni al aire. Es que todo lo destruyen, todo lo contaminan y hasta todo lo corrompen y mi pregunta es ¿Ustedes nunca se plantearon el problema de la educación?... ¡Parece que no! Y por ultimo te digo este país desde que es país esta gobernado por hombres educados, universitarios, doctores, ¿y porque esta como está? Hay una gran ignorancia en ustedes que creen que la educación es solamente el problema de los pobres. El problema de esta patria mas que educación es de honestidad y hay muchos hombres “educados” pero no honestos porque son corruptos, por eso nosotros morimos fácilmente y vivimos mal.

Se acaricio suavemente su barba y me miró con mucha profundidad y silencio. Sentí que sus pupilas y su rostro, ademas de bondad y nobleza, expresaban un gran entendimiento de la vida. Sentí que aprendí mucho. Súbitamente enderezó su cuerpo sobre las piernas dejando la piedra que había usado como asiento. Ya un sol rojizo buscaba esconderse entre los cerros como apagando definitivamente el día. Le gritó a sus perros y comenzó arrear las llamas hacia los precarios corrales de su rancho en el medio de aquel desierto. Me quede contemplando al pastor y pensé seriamente que me encontré con un hombre de valor y sabiduría.


Walter Bonetto

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