domingo, 28 de enero de 2018

“El Malon” 
Tremendo mal que sufrió la pampa y la naciente ciudad de Rio Cuarto en especial.


No siempre resulta  fácil repasar la historia con ecuanimidad, la guerra contra el indio demuestra esta realidad, en donde se observa claramente descontrol y disputas injustas de ambos bandos comprometidos por la lucha de un territorio en común, pero además demuestra  una conducta muy cuestionable  del hombre blanco.

Es indudable darnos cuentas que los argentinos, hasta la actualidad, no nos dejamos de horrorizar por la masacre que cometieron los españoles  en su “conquista” sobre pueblos originarios en distintos puntos de américa y en especial lo que ahora es Argentina, pero muchas veces nos cuesta entender y aceptar que cuando los españoles se fueron, la conducta de los argentinos fue mucho peor y llena de calamidades que aún nos avergüenzan y abrieron una herida con esas etnias primitivas muy difícil de cerrar.

También la conducta y crueldad del indio deja mucho para pensar,  y esta fue una guerra que los argentinos heredamos de los españoles la cual superó ampliamente la Revolución de Mayo y la Independencia por mas ocho décadas que fueron de verdadero martirio y crueldades. Considerándose  como el último malón en territorio argentino fue  el producido el 19 de marzo de 1919 con la masacre de Fortín Yunká, al norte de la actual provincia de Formosa. Fueron tantos los malones que sufrió esta tierra que martirizaron a las poblaciones.

También debemos mencionar que muchos de los territorios que ocuparon colonos españoles (no todos) no estaban habitados por asentamientos originarios, pero igual el indio se vio invadido, encontrándose con la estancia en el medio de la pampa que era  el punto donde se aquerenciaba hacienda cimarrona de la que antes se consideraban dueños absolutos, a pesar de que esa hacienda venia de España.
  
Con esa “colonización” al indio se le coarto su libertad sobre la tierra que habitaba, entonces se vio obligado en hacer invasiones  que perduraron en el tiempo para contrarrestar ese atropello. Estas eran verdaderos asaltos o malocas,  muy bien organizados y sorpresivos muchas veces  con el fin de obtener haciendas para sus tribus, mujeres blancas  y objetos que estaban en poder de  los cristianos o huincas como ellos los llamaban, pero que codiciaban mucho.

Para evitar estos ataques los gobiernos, aunque muy divididos políticamente, fueron estableciendo fronteras en contra del indio y formulaban “tratados de paz”, los cuales por distintos motivos no siempre se cumplían,  por lo tanto los malones continuaban llevando muerte y desazón a poblaciones, parajes y estancias indefensas.

De los grandes ataques, que son muchos. En  marzo de 1872 el Cacique Calfucura inició con 6000 lanzas  una gran invasión a la provincia de Buenos Aires, asaltando y quemando un centenar de estancias, dando muerte a más de 400 criollos, tomando unos 600 prisioneros entre mujeres y niños y arrebatando más de docientasmil cabezas de ganado.
En   1874 al asumir Nicolás Avellaneda  como Presidente de Argentina firmó un tratado de paz con el cacique Catriel pero no duró mucho porque el gobierno no siempre cumplía y a los indios les gustaba la invasión.  También al asumir,  el cacique  Namuncurá le ofreció al presidente la venta de cautivos a 40 pesos oro cada uno, a cambio de no invadir. Con el pretexto de poder alimentar a su población y tribus amigas, pidió: Cuarenta mil pesos oro, cinco mil  vacas, seis mil yeguas, cien bueyes para trabajar, telas de seda, espuelas de plata, ropa fina, cuchillos, jabón, tabaco, azúcar,  vino, aguardiente,  carabinas, revólveres, espejos,  cuatro uniformes de general, camisas y pantalones para la indiada.
Es indudable que los pueblos indios  se dedicaban más a la guerra que a la producción de sus tierras,  por lo tanto debían robar o pedir lo necesario para subsistir y para esto no escatimaban esfuerzos y pedían de todo para que se entregara algo, cuando no se les daba, asaltaban.
Sarmiento inició la modernización del equipamiento básico del ejército nacional, lo que resultó ser de fundamental importancia en la frontera sur, ya que reemplazó los antiguos fusiles y las carabinas de chispa con la compra de los novedosos fusiles de retrocarga Remington y de revólveres, que comenzaron a ser utilizados por los militares, produciendo una mejora sustancial en su armamento.
También durante la presidencia de Sarmiento (1868-1874), se logró consolidar en el río Quinto la Frontera  Sur del área controlada en las provincias de Córdoba y San Luis por más de quince fortínes, pero al final de  1875, los indígenas  reaccionaron contra el avance de la frontera sur de la Argentina manteniéndose en estado de guerra.
El problema de las grandes invasiones que no cesaban se complicaba  en estas tierras. El presidente Avellaneda ordenó a su  Ministro de Guerra Adolfo Alsina, que presentara un plan de convivencia tendiente a poblar el  desierto y cesar la guerra contra el indio a cambio de que este terminara con las invasiones.
Esto indudablemente no se logró a pesar de haberse firmado un tratado de paz con el cacique  Catriel, el que fue roto al corto tiempo cuando el cacique Namuncurá con 5000 lanzas ataca con gran crueldad a las localidades bonaerenses de Tres ArroyosTandilAzul y otros parajes y estancias el que fue muy sangriento y demoledor, arriando en esta oportunidad a las tolderías unas 500 000 cabezas de ganado, más de 600 cautivos, la mayoría mujeres  y dejaron  muertos a unos 280 colonos.
La lucha contra el indio no fue nada fácil en estas tierras, cometió el hombre blanco barbaridades en contra de ellos, pero lo cierto es que estos también cometieron barbaridades en contra del hombre blanco. Nada le había quitado la mujer del puestero de una estancia en el medio del campo a los indios  pero sin embargo esta terminaba sin piedad como esclava de ellos en las tolderías, mientras que sus hijos pequeños eran lanceados. Todo fue una injusticia  en un lugar de aprovechar la amplitud territorial en que se tendría que haber logrado un futuro de mayor amplitud y grandeza el cual hubiese permitido una integración sin miserias.


Walter Bonetto

28-1-2018  ​

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